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De Villena traza un retrato feroz de la realidad en su último libro

por Antonio Lucas

El poeta abre un ciclo nuevo en su escritura con el volumen ‘La prosa del mundo’ para «no dormirse en la propia voz»

Porque el mundo está mal hecho, porque se reitera en su maldad, porque el hombre le ha dado la cifra del asco, el mixto del odio, la inercia del miedo. Porque el poema también es realidad y viene a contar lo real de otromodo. Porque la escritura es salvación, y vitalismo, y feliz desconcierto, en La prosa del mundo –título prestado de Hegel–, Luis Antonio de Villena reúne un amplio conjunto de poemas que son el mapa cierto de sus obsesiones, certezas y querellas.

Es un ciclo nuevo en su escritura y, como tal, una búsqueda distinta por hallar renovadas intensidades. La prosa del mundo, publicado por Visor y con el que el autor ganó el II Premio Viaje del Parnaso, reúne más de 90 poemas en prosa por donde se iluminan distintos ángulos de la vida hasta dar forma a una compleja y coherente manera de mirar la contemporaneidad y sus trampas. «Lo que he intentado en este libro es sorprenderme también a mí mismo con formas nuevas», explica De Villena. «Es la manera de no dormirse en la propia voz, de no reiterar actitudes poéticas».

Son muchos los temas y motivos que mueven el temblor de La prosa del mundo, pero son dos los ejes temáticos: la belleza y el sexo. O más ampliamente, el deseo, el amor, las traiciones, las lecturas, la belleza, el desamparo... «Asuntos que han acompañado siempremi escritura y con los que aquí he intentado bucear en lo más hondo», subraya el autor.

Se trata de un libro bien armado donde la secuencia de los textos se articula según el orden alfabético de los títulos. Aunque más allá de su orden está el temblor poético, ese desorden de emociones puesto en pie que semanifiesta con intensidad. Los poemas participan de lo narrativo como de ligeras ráfagas ensayísticas, de lo culturalista y del pensamiento lírico. Son esquirlas de emoción sin género.

«La idea de la confusión es algo que me gustaría que se viera como telón de fondo del conjunto. Y lo que viene a decir es que habitamos un mundo sucio, lleno de trampas y de tramposos, un espacio cada vez más insostenible que tiende a destruirse en la aopteosis siniestra del capitalismo. Creo que vivimos una época horrorosa, una de las peores de la modernidad», afirma Luis Antonio de Villena.

Y no se trata de una percepción apocalíptica, sino de una observación severa del hombre comprometido con su tiempo. Las distintas voces que van hablando en La prosa del mundo –y a la vez armándola–, son el espejo de esa confusión de la que sólo es posible salvarse por la orilla del vitalismo, por el cauce del hedonismo. Hay una transversalidad de tradiciones, un territorio ancho y único donde conviven Hércules y Ezra Pound, Bizancio y La Habana, Tristan Corbiere y un golfillo de noche rota... Todo bajo el arco de la poesía, en ese lugar de límites donde la escritura pierde su adorno.