Decadencias
Dumas, los “negros” y el taller
Se estrena hoy en Francia una película de Saffy Nebbou que volverá a poner de moda a ese gigante de las letras francesas (para otros llanamente un escritor “popular”) que fue Alexandre Dumas padre –su homónimo hijo fue también famoso- nacido en 1802 y muerto en 1870, tras una vida prolífica en viajes, actividades varias (entre ellas ayudar a Garibaldi, que tras la Unificación le nombra Jefe de los Museos y Excavaciones de Nápoles), viajes, éxito, riqueza, bancarrotas y sobre todo escritura, pues es autor de cientos de libros, entre novelas,teatro, libros de viaje y novelas y cuentos infantiles, contando con la variedad de su propia novelística, entre la que todos recordamos “Los tres mosqueteros” (1844), “El conde de Montecristo”(1845) o “El tulipán negro” (1850) entre tantísimas más, muchas de ellas llevadas modernamente al cine… Pero “L’autre Dumas”, la película en la que Depardieu hará de ese Dumas grueso, orondo y pletórico en su madurez, se encamina por otro lado. Pone en duda que Dumas padre tuviera tiempo material para escribir tantísimas obras como firmó, en una vida además (quedó insinuado) tan activa. Se dijo que Dumas tenía “negros” y entre ellos se dio a conocer –por sus demandas económicas al autor y su solicitud de paternidad de algunas de sus novelas, entre ellas “El conde de Montecristo”- un hoy olvidado Auguste Maquet (1839-1851) que supongo la película reivindicará y que, en vida, ganó un pleito a Dumas que tuvo que pagarle (en diez años) la entoces muy alta cifra de 145.000 francos… Un “negro” suele ser el que suplanta al escritor que le paga. Pero ¿qué diferencia hay entre “negro” y “taller”? Todos sabemos que grandes pintores del Renacimiento y del Barroco tenían “talleres”, es decir, el autor diseñaba o abocetaba muchos cuadros que los alumnos o viejos artesanos del taller luego se encargaban de terminar, eso sí, guardando siempre el estilo, la impronta del maestro. Rubens (el inmenso Rubens) tuvo un “taller” archiconocido. Sin embargo más cerca de nuestro muy cerrado concepto de autoría, muchos se han echado encima del antaño muy celebrado Gregorio Martínez-Sierra (1881-1947), fecundo dramaturgo y hombre de letras de nuestro Modernismo, al sospecharse no sólo que su culta mujer, María Lejárraga, le ayudó en algunos de sus libros (ella que también tiene obra propia) sino que prácticamente se los hizo todos. Ni tanto ni tan calvo. María Lejárraga en un libro editado en México en 1953, “Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración” cuenta que ella ayudó a su marido en sus actividades varias (incluido algún texto) no dice que se los escribiera todos. Muchos autores prolíficos han tenido –o se ha dicho- “negros”, que hacían tareas menores pero lucrativas para el autor, respetando su estilo, si es que el propio autor no corregía la labor del “negro”. De Camilo José Cela también se rumoreó. Sin embargo otros autores muy abundosos pero de vida más tranquila (pienso en Julio Verne o en Emilio Salgari) nunca recibieron ni sospechas de “negrismo”. Parece evidente que Alejandro Dumas padre –hijo de aristócrata y esclava negra, o sea mulato- tuvo un “taller” que lo ayudó. Pero sus libros siempre mantuvieron su toque, su modo, su facilidad, su ligereza. Y si “taller” vale, decirle al hijo de una negra que tuvo “negros” (en lugar de ayudantes) no sé si suena elegante o bonito…
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