
El título de este libro, al parecer enigmático, admite una doble significación. Aceptando su lectura castellana, querría significar misterio deslumbrante, todo aquello que nos tienta con su oculta voz, que nos atrae y que es al mismo tiempo palacio de nuestro refugio y de nuestra duda. La segunda lectura que el título admite es latina, y proviene del Memoriale sanctorum de Eulogio de Córdoba, escrito hacia el 850 de nuestra era, y donde se narra la persecución y el martirio de los cristianos mozárabes, víctimas de la fe. Como adecuado final a su libro, Eulogio narra allí la muerte del emir Abd Al-Rahman II, que hábilmente atribuye a su maldad para con los cristianos. Presa del mal, el príncipe sube a la terraza más alta (sublime solarium) y muere rodeado de todo el esplendor de sus fastos.
La lectura latina de nuestro título querría significar, pues, el símbolo de la muerte aceptada, del más bello puñal para morir de los senadores romanos, de Petronio con las venas abiertas en el banquete, más ecuánime y sereno, junto al vaho del deseo y de la música. Querría significar, finalmente, todo aquello que, ignorado del autor, representa para el lector un camino, una difícil señal, o la débil rama que basta a mantener su interés en la vida.