Imagen de noticias de LAdeV

Ver todas las noticias


VARGAS LLOSA. BIOGRAFÍA de “LA CIUDAD Y LOS PERROS”

Estamos relativamente acostumbrados (quienes leemos) a saber del andamiaje y la construcción interna de una novela, podría ser la excelente “La ciudad y los perros” (1963), primera  y gran novela de Mario Vargas Llosa. Lo que no estamos acostumbrados es a que nos digan -con todo lujo de detalles y pruebas- cómo se publicó esa novela, con qué dificultades (o facilidades) tuvo que lidiar y hasta la relación del autor con el mundillo literario -tan peculiar, tan antiliterario- para el triunfo o fracaso de esa novela. Tal es la novedad del muy cuidado y recomendable libro del profesor Carlos Aguirre “La ciudad y los perros. Biografía de una novela” (Renacimiento) que tiene no poco de retrato del habitualmente muy cordial Vargas Llosa, a punto estos días de cumplir 82 años.  “La ciudad y los perros” (que primero se llamó “Los impostores”) narra, con toda crudeza, la vida de los cadetes en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima, donde el propio Vargas Llosa pasó un par de años como alumno -imaginamos  que no muy feliz- a principios de los años 50. Es una novela de iniciación adolescente en la línea -pero mucho más lejos- de “Las tribulaciones del estudiante Törless” de Robert Musil. Vargas Llosa escribe “La ciudad y los perros”, fuera ya de Perú, entre fines de 1959 y fines de 1961, en Madrid primero y luego en París. La novela es excelente (una de las obras fundamentales de Vargas Llosa) pero tiene que venderse y editarse en un tiempo de dificultades y censuras.  A Vargas Llosa es muy posible que le guste poco este libro comentado -sólo tuvo una entrevista con el autor- porque habla de la grandeza del escritor (es lo básico) pero también de las debilidades o concesiones del hombre, que desea básicamente el triunfo, que tuvo.  Vargas Llosa encuentra un editor, amigo y casi enamorado de su obra -cuando la censura  franquista empieza a dar sus primeras muestras de apertura- en el editor y poeta Carlos Barral y en su novedoso premio “Biblioteca Breve” con ansias internacionales bien programadas. La novela sufre un inicial rechazo censor, pero cuando Barral entra en contacto con Carlos Robles Piquer (cuñado de Manuel Fraga y un liberal del franquismo) este toma el asunto en sus manos, le encanta asimismo la novela de Vargas Llosa y propone cambios infinitamente menores, pero cambios al fin… Aunque aparentemente a regañadientes y protestando, Vargas Llosa acepta esos cambios que durarán muchos años -más que la censura- no sabemos muy bien porqué. Todo el muy bien contado intríngulis de “La ciudad y los perros” no finca en que no se trate de una novela espléndida -lo es- sino en las cosas que Mario aceptó: Mucha propaganda internacional antes de la salida del libro, escándalo en Lima (se llegó a hablar, parece que no fue verdad de quema de ejemplares por alumnos del Leoncio Prado), concesión del Premio Biblioteca Breve, muy merecido, pero acaso pactado, y censura española (leve) en quien entonces era sólo peruano. El mexicano Carlos Fuentes -años después, con “Cambio de piel”- no aceptó esa censura. Es el caso  (Barral por medio y hasta Robles Piquer) que Mario se dejó querer camino al éxito internacional, que entonces aún incluía Cuba, pues todavía no estaba a mal con el castrismo, como lo estuvo y está… Mucha tela que cortar, en un libro harto singular. Un gran escritor como Vargas Llosa -no hay duda- debe mucho a sus protectores, a su facilidad para pactar y en suma para caer bien en el “ambiente literario” que no es la escritura ni la literatura misma.  Vargas Llosa hubiese tardado mucho más en triunfar (pese a sus merecimientos) si no hubiera sido “amable” y no hubiera aceptado a sus protectores, que los tuvo. O sea la literatura es literatura y a menudo de cara al éxito, algo más: Buenos padrinos, simpatía, mejores relaciones… Como en todo, acaso. Pero nunca se había comentado tan nítida y minuciosamente la “biografía” de un éxito literario. En este caso “La cuidad y los perros” y el sin dudar notable y más que notable novelista, en muchas ocasiones, Mario Vargas Llosa. Estupendo trabajo el de Carlos Aguirre.


¿Te gustó la noticia?

¿Te gusta la página?