VALDEPEÑAS EN ELOGIO DEL VINO
He estado dos días en Valdepeñas, viendo el primer mosto del año, con amigos, brindando por las virtudes de la uva fermentada y -al otro día- dando un recital de poemas, que me pidió el muy cabal alcalde e inaugurando una tinaja con un poema mío grabado en ella. Poema de ocasión, cierto, pero con el corazón entregado. Todo resultó muy bien y aunque el aforo era limitado por el coronavirus, las medidas de seguridad se guardaron estrictamente, el lugar (una antigua bodega muy grande, estuvo lleno) y versos y vino, brillaron. Hay que tomar precauciones pero no suspender actos pues puede realizarse muchísimos. Este es el poema que está ya sobre una tinaja grande
ELOGIO AL VINO
Viene de los racimos de un dios
y de los pies desnudos de un pueblo ufano.
Sirve para la alegría,
para acompañar la melancolía del crepúsculo-
Blanco o rojo, lírico o denso,
descansa, relaja y alguna vez
conduce a los caminos del exceso
que Blake alabara…
Es calma, gozo, salud, bienestar, ocio
y marca fechas solemnes,
adioses, amores o la amistad que rebasa todo.
(Yo lo probé con agua, a los cinco años,
en la mesa familiar. Y sigo.
Mi abuelo, pasados los noventa,
seguía bebiendo una copa cada día.)
Bendito, sí, bendito.
Septiembre. 2020.
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