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SÁ-CARNEIRO Y EL DESEQUILIBRIO CREADOR

(Este artículo se ha publicado en El Norte de Castilla)

Mário de Sá-Carneiro (1890-1916) fue uno de los mejores y más respetados amigos reales de Fernando Pessoa, ambos son los genuinos iniciadores de la modernidad portuguesa, y el padre de Sá-Carneiro, que tenía posibles, fue quien pagó los dos números de la mítica revista “Orpheu”. A caballo entre un simbolismo final y extremado y el inicio de la vanguardia, Sá-Carneiro, hombre grandón y algo grueso, fue poeta y prosista notable, ávido de cosmopolitismo, libertad y modernidad, que vivió en París -carteándose con Pessoa- buena parte de sus tres últimos años de vida. Personaje desequilibrado (los textos lo muestran bien) solitario y lúcido, terminó suicidándose en la habitación de su hotel, con una brutal y terrible dosis  de estricnina, con 26 años.  Aparte de su poesía, destacan dos obras en prosa, tenidas como excepcionales, y ya traducidas al español, “La confesión de Lucio”  y “Resurrección”(que ahora edita muy bien Amistades Particulares de Madrid) escritas ambas en el entorno de 1914 y publicadas un año después. “Resurrección” es la última de las novelas cortas -y la mejor- que componen el libro “El cielo en llamas”. Quizá por su desarreglo visionario y porque sólo se le conoce una ocasional relación con una prostituta, se especula sobre una homosexualidad -teórica, al menos- de Sá-Carneiro, de la que daría indicios “Resurrección”, ya que el protagonista, Inácio de Gouveia (alter ego de Mario) vive una vida creativa de quimeras idealistas y se enamora de una bailarina de “music hall”, que lo desdeña. Como hará después con otro joven, Étienne Dalambert, motivo por el que ambos jóvenes (el deseo por la misma mujer) hacen amistad, de desean, y ocasionalmente van más lejos: “Por eso el novelista (…) vivió sumido en una larga excitación sexual; a la vez como nunca, se encrespaba su ternura por Étienne, manifestándose en deseos irreprimibles de besarlo, para así expresarle su cariño…” Toda la novela -muy visionaria y llena de sinestesias- es la vida exacerbada de un joven novelista portugués en París, que adora y detesta la realidad, porque el reino del arte -finalmente- es por necesidad quimerista.

París era entonces la capital de la modernidad y el texto (que recurre mucho al fragmento y siempre a lo apasionado) es plenamente moderno. Como he dicho la verdadera modernidad portuguesa, que terminó trágicamente. Pessoa (que sale en la novela como “Fernando Passos”) nunca olvidaría a Sá-Carneiro y lo juzgaría, con un heterónimo como Álvaro de Campos, el gran y pleno moderno de su país.  Vibrante, exaltada, novedosa, narrativa y lírica a la vez, “Resurrección” -escrita en 1914- es una breve obra cumbre de la literatura portuguesa moderna, ahora traducida, con un prólogo informativo, por Carlos Sanrune. Merece la pena.  


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