PEDRO SÁNCHEZ Y EL PSOE AHORA
(Este artículo se publicó el viernes en los periódicos del grupo Promecal).
Conste que soy de los que aún recuerdan bien aquella enorme mayoría con la que un PSOE liderado por Felipe González llegó al poder en el otoño de 1982, acaso poniendo fin efectivo a la llamada Transición (para mi menos buena de lo que parecía) e inaugurandounos años de bonanza y tranquilidad que a mi saber fueron estupendos. El PSOE no ha vuelto nunca a aquel nivel, no sólo por errores o corrupciones (vemos que la derecha tampoco está libre de ellos) sino acaso porque nos hemos movido, en general, con políticos de bastante menos talla que los de entonces, que tampoco eran genios. Felipe aprovechó muy bien los buenos vientos… Para mí los dos mayores errores últimos del PSOE (su Secretario General debe saberlo) fueron la buena intención pero el desastroso segundo mandato de Zapatero –incapaz de gestionar la horrible crisis, que trató de minimizar de inicio- y los pactos antinatura de los socialistas catalanes con los independentistas. Un partido de Estado (como es el PSOE) debe huir y hasta combatir a ERC, por ejemplo. Combate político, pero enfrente. Sé que ambos errores ya han costado caros, pero deben (debemos todos) mirar hacia adelante…
Desde aún no hace un año, el PSOE tiene un nuevo Secretario General, que cuando fue elegido apenas llevaba un año más como diputado a Cortes. Es decir, si buscamos caras nuevas y talantes nuevos (como suele decirse que el pueblo desea) Pedro Sánchez es claramente uno y encima apenas ha cumplido 43 años. Jugó al baloncesto de joven (en el “Estudiantes”) y aún se le nota un aire deportivo, se puede poner esos pantalones estrechos que están de moda. Señoras y señoritas dicen además que es resultón o guapo. Esto, por supuesto, nada tiene que ver con la política, pero vivimos en un orbe de imágenes. Como fuere, el novedoso Secretario General tiene dos retos ante las elecciones, uno hacer ver que manda en su partido y lo sabe aglutinar y hacer eficaz. Susana Díaz debe ser muy clara. Y Tomás Gómez (con todo respeto) ha carecido de “appeal” elector. Y dos, ha de demostrar –frente al PP y frente a un Podemos a mi entender cada vez peor dibujado- que el PSOE es un partido de izquierda democrática, abierta y muy plural, pero de izquierda. Es decir que debe saber entenderse con el gran capital y con los empresarios de España y Europa (no lo olvidemos ellos son con más o menos secreto los amos) pero sin dejar de acercarse, ayudar y proteger a los más desfavorecidos porque esa es un seña de identidad de un humanismo laico, que debe ser el suyo. Si me he explicado bien, Pedro Sánchez –a ratos con corbata, a ratos sin ella- debe saber remar bien en los dos costados del barco, con parejas gallardía y limpieza. Si consigue ese punto medio izquierdista izquierda, el país mejorará (y el partido) y quedará claro el realismo de Sánchez, frente a la receta conservadora (con más fuerza de lo que parece) y los vagos y peligrosos ilusionismos, bastante antiguos por cierto, de alrededor.
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