PASOLINI (Poema inédito)
Yo puedo acordarme de ti, cuando aún vivías… Atrevido, desesperado,
esteta. Nadie advirtió como tú, con clarividencia tanta, la peste que
venía detrás, cómo el capitalismo vendía al humanismo y se desvanecía
el mundo que fue nuestro, entre la muerte del pueblo y el triunfo de la
avaricia y los innúmeros ladrones a los que ya maldijera Pound, el fascista
lúcido. Homosexual, perverso, enemigo de la infame Democracia
Cristiana -tan vil- buscador de los muchachos de las barriadas pobres,
con la áspera y bendita belleza de la vida, hermosos y soeces,
cómo no habrían de buscar tu fin quienes lo están deshaciendo todo?
Atacabas a la Iglesia esclerótica, la rapiña de los ricos, la obtusez cretina
de la partitocracia gélida, y una noche de otoño (yo tenía 24 años)
en la puerta de una estación ferroviaria, caliente de sémenes jóvenes,
Pino te aguardó como un señuelo de vida y transgresión, pagado él,
engañado, icono de la híspida verdad de hermosos muslos que guardaba
la muerte (tu añorada muerte) la suya en realidad, crimen tan obsceno,
tan sangriento, que hasta los telediarios te perdonaron… (¿Hoy lo
habrían hecho?. Acaso no. Todo fue hacia atrás, muy atrás, con vértigo…)
Habías pintado la hermosura del Islam tolerante y su mórbido bozo,
la plenitud de la limpia pobreza cuando tú eras Giotto, el asombro
de la tonta familia burguesa ante el ángel que adviene y se entrega…
Eras dueño de la luz verbal y de la aguda claridad del intelecto,
tuviste la lucidez de no callar, de incordiar, de exaltar esa joven
belleza que da sentido a un mundo que nunca lo tiene … Debían
pasarte palos y ruedas por encima, partirte el alma, no se
contentarían con menos. Y tú sabías sus nombres respetables
y llenos de mierda. El final –intuías- no era la belleza sino el crimen.
Nada quedará de nada. Hace treinta y nueve años y todo ha
mermado y el asco llama al asco y la vileza medra… ¡Con usura
no hubieran existido las catedrales…! Lo habías leído antes…
No es bueno tener tanta razón en un mundo de ratas pestíferas,
no es buena la lucidez, Pier Paolo, en este universo de sandios
canallas. No es bueno: Los sandios hacen los banquetes a los sabios
y estos (perdidos en los excelsos astros ) ni se dan cuenta…
Escritos corsarios deben todos serlo: Bajo sus ojos contra la basura.
Penna lo dijo: Feliz el diferente que de veras lo es/ mas ay del
diferente que es sólo fingimiento. Tenías tanta razón
que sólo podemos enseñarte el desierto de sangre y añadir: Aquí
lo tienes. Nada hay, nada queda. Robo, brutalidad, llagas, ceniza…
(El cuerpo bruno de Said en el hamman nos contradice como niebla:
Brillan los azules mosaicos, se empalma, ríe, y está desnudo el chico…)
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