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Nochevieja y alrededores.

(Las Navidades llevan mucho tiempo teniendo un alto componente pagano que se incrementa. Vean que no es casual ni ocasional. Este artículo ha salido el viernes en todos los periódicos del grupo Promecal).

No son pocos los que dicen que las fiestas navideñas (desde Nochebuena a Reyes, en nuestro caso) se han paganizado mucho. Y que esa paganización llega a su culmen con la Nochevieja, la noche final o primera del año… Si en la “paganización” general hacemos entrar el comercialismo agresivo y la falta –que se generaliza- de sentimientos cristianos profundos, tendremos razón al hablar de paganía. Pero también debiéramos tener en cuenta (un barniz cultural nunca sobra) que las fiestas de Navidad, desde el cristianismo más antiguo, tuvieron ya muchos elementos paganos que subsisten como sustrato que se resiste a desaparecer. Es más, en realidad los antiguos cristianos taparon con sus fiestas entorno al nacimiento de Cristo (que nadie sabe en qué mes ocurrió) las grandes fiestas paganas, de mucho arraigo popular, que tenían lugar en esta época…

Desde el 17 de diciembre (y duraban más de una semana) los antiguos celebraban las Saturnales, fiestas en honor de Saturno,en las que reinaban las celebraciones y los banquetes, los juegos de azar y donde, a menudo, y sólo por unos días, los esclavos tomaban el papel de amos y vicerversa.  Esas grandes francachelas y ese cambio de roles, ¿no nos recuerdan las comilonas y cenas de estos días y las bromas del muy perdido día de los Inocentes? ¿Los juegos de azar –permitidos esas fiestas- no son nuestra lotería? Item más, los antiguos celebraban el día de Navidad la importantísima fiesta del “Sol Invictus”, que el emperador Aureliano hizo la mayor del calendario. La Navidad no es más que el intento de tapar con el sol de Cristo la fiesta pagana del nacimiento del Sol, ese Sol invicto.  Además en estos mismos días  (empezaban el 19 de diciembre) estaban las Opales, que eran fiestas, a menudo orgiásticas o de mucha diversión, en honor de Ops, diosa romana de la abundancia. Por lo que los excesos en comida y bebida (como ahora) no eran sino poco veladas invocaciones a la buena suerte y la prosperidad. Mientras continuaban las largas Saturnales –que están detrás de nuestros excesos potatorios y aún sexuales- se celebraban asimismo  las Haloas, fiestas exclusivamente femeninas a deidades como Deméter, Proserpina o Dioniso también con cierta natural inclinación al exceso… Nosotros lo hemos reunido casi todo en la desenfrenada Nochevieja, con champán, uvas, deseos de suerte y madrugones resacosos. ¿Conociendo lo dicho –y me quedo corto- extraña a alguien que hablemos de ancestral paganismo? Seguro que no.


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