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MAURICE SACHS: LUCES DE ABISMO

(Este artículo se ha publicado en El Norte de Castilla)

Maurice Sachs. “La cacería”. Trad. Lola Bermúdez Medina. Cabaret Voltaire, Madrid, 2016. 217 págs.

Maurice Sachs (1906-1945) francés de origen judío, de apellido  Ettinghaussen, convertido al catolicismo en su primera juventud, aunque nunca fue un hombre religioso, resultó un acontecimiento editorial y un escándalo en la postguerra –ya había muerto- cuando se publicó en 1946 el libro de “Le Sabbat” que había dejado escrito, en el París ocupado, antes de marcharse a trabajar a Alemania, a Hamburgo, en 1942, de donde ya no regresaría nunca. Sachs, homosexual promiscuo (amigo del dueño del burdel al que iba Proust), escritor muy menor antes de la guerra, cuando trata de ser amigo de los grandes santones gays de la época (Gide, Cocteau y Max Jacob) sin lograrlo del todo, es hombre de aire un tanto vulgar pero espíritu refinado, que vive sableando y dedicado a una delincuencia de guante blanco, sea como marchante de cuadros falsos o como vendedor y revendedor de joyas, además del timo continuo a diestro y siniestro. Esa vida de lujuria y trapicheos con joyas, se vuelve enorme durante el ya de por sí turbio período de la ocupación nazi de París, durante el que Sachs              14813082425224 –como tantos- se vuelve colaborador o queda muy próximo a serlo. Si “El Sabbat” (publicado en esta misma editorial) es un libro atractivo y atrevido, su más breve continuación, “La cacería” –1949,en francés “La chasse à courre”, literalmente “montería” o “la caza del zorro”- y que relata, con muchos nombres camuflados con iniciales, la vida de Sachs, acosado por deudores que viven trapicheando unos de otros en un mundo peligroso y falso, resulta algo menos sugerente que el anterior, porque el lector se pierde un poco en la barahúnda de préstamos, robos y h-1200-leautaud_paul_andre-gide_1936_edition-originale_autographe_0_18701trapacerías de todo género en las que el autor interviene, a menudo como intermediario, dándose una vida de lujo pero también sintiendo que las luces finales del abismo, lo pueden estar esperando en cualquier esquina. Lo mejor, la imagen de una parte de Francia caída en la abyección, y los momentos reflexivos o eróticos –casi siempre con chicos- del promiscuo autor, al que no le importa un dinero que de veras no tiene.maurice-sachs-faune-annees-folles-l-3

“La cacería” (que el autor envió desde Alemania en 1943) quizás no rematado del todo, pero con muchos momentos crudos y sugestivos, queda algo entorpecido por el excesivo uso de meras mayúsculas –A- para tapar nombres enteros, algunos probablemente de interés como su romance con una maldita menor y llamativa de las letras francesas Violette Leduc, a la que rescataría Simone de Beauvoir en la postguerra. La sabemos maurice-sachs-la-chasse-a-courre-d_nq_np_4969-mla3987731107_032013-fcubierta_diario.inddentre las páginas de Sachs sobre el turbio París de la Ocupación, pero no es fácil identificarla. Sachs debió irse a Alemania huyendo de tantos como lo perseguían en París y quizá porque fue agente de la Gestapo, pero también agente doble. En las cartas o fragmentos que envía  a su corresponsal, cercano a un editor, en 1942 y 43, vemos ya los terribles bombardeos sobre Hamburgo, y dejamos solo a Sachs. ¿Cómo murió? Durante años fue una leyenda12990886_102533100153681_7996879715357024479_n(Philippe Jullian escribió una novela sobre ello, “La huída a Egipto”) pero un investigador francés –Pollaud Dulian- que hizo la gran biografía de Sachs, lo aclaró finalmente: Sachs fue asesinado en la nieve, cuando en la debacle final, la Gestapo traslada a los prisioneros del campo de Fuhlsbüttel (entre los que esta Maurice, por agente doble y judío, aunque colaborador) a otra parte, que sería ninguna. Buen libro. Pero su autor ¿no es aún más singular?

 

 


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