LA MUERTE DE RITA BARBERÁ
(Este artículo se ha publicado en El Norte de Castilla)
Un infarto súbito ha acabado con ella a los 68 años. A Rita Barberá (que no era el ala dura del PP ni mucho menos) ya nunca se la juzgará bien, sencillamente porque la acusada no está. Durante 24 años fue alcaldesa de Valencia y quiso ser modelo para el resto de España. Lo cierto –sin entrar en las acusaciones posteriores- es que, externamente, para quienes no vivimos en Valencia, la ciudad guiada por Rita se modernizó y mejoró mucho. Aunque hablara mal valenciano, era muy valenciana, y debemos recordar que muchos 
valencianos (e incluso zonas enteras de esa Comunidad) no lo hablan. Yo charlé una vez con ella, por teléfono. Hará unos diez años y me la pasó un secretario. Rita me llamaba, con mucha simpatía, para pedirme que yo fuera el pregonero de las Fallas de aquel año. Mostré mi estupor, le dije que pese a mi apellido no soy valenciano ni alicantino. Contestó, ya lo sé. Te queremos como escritor, como orador. El año pasado estuvo Antonio Gala. Evidentemente no buscaba complicidades ideológicas. Siguió: Se trata sólo, y en un teatro, de hacer un elogio de la mujer valenciana. Volví a decirle que no sabía si era mi tema pero que, en cualquier caso, siempre hablaría de la mujer mediterránea como diosa desnuda, entre sensualidad y libertad. Yo quería que el PP tradicional (viejo) saltara por algún lado. No lo hizo. Rita 
Barberá se mostró encantada con la idea de la diosa libérrima: Muy bien, eso es lo que queremos… Y por decirlo todo, me ofreció unos emolumentos nada desdeñables. Yo en el fondo no quería, pero la simpatía caudal de la señora y su absoluta liberalidad, me convencieron. Oí decir muchas veces (en Valencia era una comidilla) que Barberá era lesbiana. Me daba igual, tanto si lo era como si no, encantado… Finalmente no fui pregonero porque un periódico localista sacó una antigua entrevista mía, en la que yo decía que no me gustaban ni las Fallas ni los Sanfermines. Era verdad, no me gustan las fiestas multitudinarias. Rita volvió a llamar para decirme que lo sentía mucho que yo no fuera y añadió: Los de ese periódico lo han hecho a mala idea…
Rita Barberá, muy española, muy valenciana, muy poco catalanista (parte de la izquierda valenciana) era una mujer potente, luchadora, sin duda burguesa y amante de la buena vida –lo que no tiene por qué ser malo- pero que quería ver relucir su tierra. Como digo ya no podremos saber (o quedará para un estudio histórico) si el balance general de Barberá es bueno o malo. Hasta hace muy poco, por fuera era claramente bueno. Y aunque ella fuera de derechas –que tampoco es delito- estaba claramente a favor de las libertades, y de la libertad individual, que importa mucho. Recordaré esa frase suya 
cuando le proponía el elogio de la mujer libre, dueña de sí y desnuda, como en una estatua griega: Claro, por supuesto, puedes hablar de lo que quieras… Lo busqué, pero no hallé en ella al PP clerical y ceniciento. La Historia te juzgará, Rita, los hombres ya no. A mí me caías bien. Descansa. No es el momento de ser mentiroso.
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