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Irak, lejano y perdido

(Este artículo se publica el jueves en El Norte de Castilla).

Las noticias nacionales (prioritarias, a menudo no gratas) y las internacionales que, por decirlo de algún modo, se centran en la catástrofe del día, nos hacen olvidar el montón deguerras, desastres y angustias que van quedando atrás porque, llanamente, “ya no son actuales”. Irak es uno de esos casos. Sólo que en estos días se nos ha recordado que en Irak mueren de muerte violenta unas mil personas cada mes.  ¿Está mejor que cuando gobernaba Sadam Hussein, sin duda un tirano? La mayoría cree que está peor, porque ahora incluso pueden dudar de si existe el país. Siria llama más la atención, pero Irak está igual de mal y eso que tuvo ya una fuerza pacificadora comandada por EEUU, que ya se ha ido, dejando todo peor que lo encontró.

EEUU (y Gran Bretaña, pero esta ya con mal pulso) caminan por el mundo como si fueran los grandes dispensadores del Orden y el Bien, pero resulta que cuando se van todo queda peor. Pasará en Afganistán y ocurre ya en Irak. Las guerras no se ganan hoy  en gigantescas batallas épicas, ahora       – la táctica de desgaste de la guerra de guerrillas- todo son emboscadas, coches-bomba, atentados suicidas y así una cadena imparable. Los grandes ejércitos dan miedo y hacen muy poco como no decidan destruirel planeta entero. Con el solo ánimo de decir la verdad: Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam  y ahora ha perdido la de Irak (invento de un presidente, Bush Jr., al que los propios americanos tenían por tonto), perderá la de Afganistán y no se atreve a meterse en Siria, porque con “drones” y todo, sería ya demasiado. No, EEUU últimamente no ha arreglado nada. Y hasta sus propios aliados andan enfadados porque los espía. Claro que los problemas de Oriente Medio vienen de la mala liquidación del Imperio Otomano, por Inglaterra y Francia, tras la derrota turca en la 1ª Guerra Mundial. Después,todo se ha agravado y más hoy con el Islam extremista, etnias distintas, credos diferentes (chiítas, sunnitas), fronteras trazadas desde Londres, dictadores que inicialmente servían a Occidente, esos polvos ha traído estos lodos. Pero no consuela conocer el origen del barrizal, cuando además este, a diario, está teñido de sangre inocente…

¿Qué podemos hacer? Estos conflictos no tienen ahora mismo soluciones militares. Queda sólo negociar (aunque tampoco estén propicios los ánimos) y en último término gestionar tolerancia y hasta fronteras nuevas, pues las actuales no vienen del siglo XV sino de 1920, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Malas perspectivas. Los americanos tendrán que irse si no quieren aún más problemas, si triunfa el Islam rigorista aún empeorará más la cosa, o surgirá una nueva dictadura de ayatolás. Podemos asegurar que Occidente lo hizo muy mal, pero esa contrición no arregla nada. La degollina seguirá, entre vanas reuniones diplomáticas, y niños y viejos y jóvenes seguirán muriendo en atentados suicidas y no sabrán por qué. Son sólo una cifra en los periódicos fríos de Europa. Y ellos querrán irse, y nosotros no les dejaremos entrar sino saben física atómica.


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