EXTREMA DERECHA
(Este artículo se ha publicado en El Norte de Castilla).
Uno de los signos (hay bastantes más) que evidencian que vivimos tiempos de crisis, es el auge de la extrema derecha que algunos integran dentro de una manera especial del populismo. Pues ciertamente la ultraderecha no llega al Poder –ni a la real popularidad- si no se vuelve populista. Dicen que es un buen signo que en Austria –cuna ideológica del nazismo- se haya parado en las presidenciales al ultra Norbert Hofer y haya ganado unecologista moderado, Alexander Van der Bellen. Sabemos que Austria siempre ha sido un país muy conservador, y el salto a la derecha extrema no es difícil. Cuando atisbamos tras el rostro tosco y duro de Le Pen, el de su hija y sucesora Marine, que ha puesto a la ultraderecha francesa del Frente Nacional en primera fila, solemos olvidar que el país de la libertad y de la Revolución Francesa, tuvo durante todo el siglo XX una extrema derecha muy fuerte (desde el famoso caso Dreyfus, que dividió al país) y que esa extrema derecha, nada horra de apoyos intelectuales, estuvo muchas veces a punto de ganar y sólo fue frenada (como en Austria ahora) en el último minuto. No cuenta la Francia de Vichy, gobernada por el mariscal Pétain en un estado nacionalcatólico, calco casi del franquista… Sin embargo la extrema derecha española –muy visible en la Transición- parece estar reducida a grupos minoritarios desde Fuerza Nueva o Falange de las JONS (diríamos que históricos) hasta casi desconocidos como Solidaridad Española o Nudo Patriota Español, que en una manifestación lucía este ambiguo lema: “Contra la democracia, por el pueblo”. ¿Ambiguo? No hace demasiado también hubiera podido ser un lema de la extrema izquierda comunista. A algunos alienta que se vea poco la extrema derecha nuestra, yo la prefiero más visible que camuflada (pues existir existe) bajo hábitos burgueses…
Se supone que la socialdemocracia –de centro o de izquierda- es la madre de una crisis económica que sigue haciendo daño a las clases medias. En muchos países se juzga también que esa misma socialdemocracia o la derecha moderada, son los causantes del paro y de los problemas de la inmigración masiva. Otros achacan los males a la Unión Europea e incluso al euro como moneda, y todo habría empezado (todo lo malo) con los ajustes para la implantación de la moneda única. Marine Le Pen está en contra del euro y de la Unión (Falange Española también.) Claro que al hablar de los peligros y aún del horror de la extrema derecha –pensemos en el enorme parecido incluso físico del señor Le Pen con Donald Trump- no evocamos los desfiles de Hitler, Mussolini o Franco. Diríamos (y no podría ser de otro modo) que la verdadera ultraderecha, no la tremebunda de los “cabezas rapadas”, se ha aburguesado mucho y hasta adopta un tono “educado”, para pedir vueltas atrás: parar la emigración, prohibir el Islam público, deshacer los logros feministas o LGTB, en fin, una vuelta al pasado más áspero y excluyente en toda regla. Por supuesto para la extrema derecha Rajoy es un traidor y “Podemos” una carnavalada. Habría que reflexionar mucho sobre esto, sin olvidar nunca que cuando la clase media inculta o el gran y alto capitalismo tienen miedo –las crisis- siempre tienen la tentación de regresar a la seguridad de las cavernas antiguas.
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