BARRIO MALEVO (Poema inédito de “Huir del Invierno”)
Soy de los poetas que al dar por terminado un libro siempre deja poemas inéditos, a veces porque en verdad te gustan poco (hay que terminar rompiéndolos) y otras veces porque en el momento no te convencen, aunque con los años les vuelves a ver alguna gracia. Eso me ha pasado a mi con “Barrio malevo”, un poema escrito a fines de 1980 y que debió ir -pero lo deseché- en “Huir del Invierno”, que se editaría en el último trimestre de 1981 y que sería Premio Nacional de la Crítica de ese año, cuando el premio tenía un relieve notorio que (entre tantos premios como ahora hay) se ha mitigado. “Malevo” es una palabra entonces muy argentina que yo adoraba. Barrio malevo, esquina maleva, sin duda la aprendí en los tangos que siempre me han fascinado o con amigos argentinos de la época: A vos te gusta mucho lo malevo… Era cierto, parte de los momentos mejores de mi vida ocurría de noche y en barrios de malevaje y malevos… Copio el poema que sólo existe en un folio manuscrito, con citas literarias y tachaduras en el reverso y (extraña magia que de nada recuerdo, no malevo) el nombre de mi madre con su letra…
BARRIO MALEVO
Me aparté un tiempo de esas calles estrechas y esos
pequeños bares que amé en tardes muy lejos. Pero otra vez
ayer, reconociendo cuerpos que me atrajeron mucho,
rememorando planes y pieles deliciosas, bebiendo hasta
muy tarde, deseando de nuevo la dulzura de un encuentro
breve, y el amor de abrazarme a sus piernas, y oler
juventud y beldad con la plenitud grata de lo que nada
finge más allá de sí mismo; ayer, pensando en que me gusta
su cabello rubio, viendo besos y risas, y la mano
que entraba, audaz, por la entrepierna; gusté otra vez
de ese absoluto vivir que no necesita justificación
del pensamiento, esa felicidad hermosa y acre a veces,
que tienen los lugares ocultos,el alcohol barato,
la juventud ofrecida, el lujo fácil, y los cuerpos hermosos,
sus hermosos cuerpos, allí confundibles con la mejor vida…
El lugar malevo sería un pequeño barito de aquellos aun de la Transición, donde tendría lugar la estupenda “mala vida”. Malevo, 1980.
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