André Gide. (Recuerdo y matices)
Hace poco más de medio mes que Cabaret-Voltaire de Barcelona publicó mi “André Gide”. Con una acogida muy buena en general, aunque hay un tipo de reseñistas ligeros que se empeñan en situar el libro como biografía, lo que en absoluto es. Tiene, como no, elementos biográficos pero es puramente un ensayo. En la primera parte repasa la imagen de Gide a través de muchos autores que lo trataron de cerca, desde Oscar Wilde a Klaus Mann, pasando por Proust, Sachs y otros menos conocidos en España. La segunda parte es un recorrido por la evolución intelectual de Gide, que pasa del “artista” al “intelectual” y que se atreve a asumirlo todo -la homosexualidad pederástica en primer lugar, siguiendo la línea griega- hasta el comunismo que acepta plenamente y condena por dictatorial. Gide se abre a todo (su famoso “Cristo sin Iglesias”) pero sólo acepta lo que permite y cultiva la libertad individual, siempre previa a la colectiva. Gide es un escritor múltiple y sugerente que, pese al Premio Nobel de 1947, no es el intelectual del siglo XX -modelo Sartre- sino un intelectual de hoy, para ahora, por su teoría de la disponibilidad, estar abierto a todo sin dogmas de ningún tipo. Un señuelo más que presente. Curiosamente casi a la vez que salía mi ensayo, Alianza ha reeditado dos clásicos gideanos, “Isabelle” -una novela corta- y sobre todo “Los sótanos de Vaticano” (1914,el relato, no la posterior obra de teatro) uno de los clásicos del Gide más irreverente, el del “acto gratuito” con aquel joven Lafcadio Wluiki,
que enamoró a Cernuda… Gide en puro presente.
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