por Manuel Vilas
El último libro de poesía de Luis Antonio de Villena se titula La prosa del mundo (Visor, 2008) y es un libro de poemas en prosa. Los poetas españoles están volviendo sus ojos al poema en prosa porque éste permite narrar la realidad común y exaltar la vida al mismo tiempo. Es el viejo sueño de una poesía alta, noble de concepción, pero que narre el margen cotidiano del presente, que descienda al cuerpo, a la materia. Villena ha escrito un reguero novelesco de sombras, de situaciones, de pensamientos, de personajes inventados unas veces, otras históricos o reales, que cuentan la historia de su vida antes de desaparecer del escenario terrenal. La prosa del mundo es un libro rebelde y valiente que no ve en la vejez sino un expolio cruel de las pasiones de la vida. Es un libro barroco, es un libro que junta palabras acres con joyas escondidas del idioma. Hay en este libro toda una reivindicación del español como lengua literaria. También vemos aquí la decepción apasionada, una decepción tan encendida que se convierte en pasión de nuevo. Es un libro Fénix. Un libro del eterno retorno del erotismo. Villena quiere extender la poesía a todo y en La prosa del mundo hay poemas sobre España, sobre política concreta, sobre la sociología última. Eso está ocurriendo en la poesía española de hoy: un deseo de que la poesía no tenga temas preestablecidos, que todo pueda ser susceptible –si se hace con talento- de cimentar un buen poema. Hacer poesía con el presente histórico es necesario. La prosa del mundo es una adoración de la verdad y un deseo de presente. El poeta que habla no se frena, en un país como España, en el que a casi todo el mundo le da miedo decir lo que sea. Aquí ese miedo ha desaparecido. Escritores sin miedo, eso necesitamos.
