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VON PLATEN, ROMÁNTICA PASIÓN MASCULINA

Este libro (sin duda minoritario) es muy importante, porque la cultura no se fabrica sólo de “best sellers” ni de calamidades televisivas… De la mano de David Pujante, poeta y catedrático de Teoría de la Literatura en la Universidad de Valladolid, nos llega -Editorial Amistades Particulares- este “Memorándum de mi vida” que son los fragmentos sentimentales o amorosos del enorme diario que el gran poeta alemán August von Platen (1796-1835) llevó prácticamente toda su existencia. Pujante ya tradujo hace años -para Pre Textos- una antología de la poesía de  Platen, que yo prologué.   Es una poesía que desde los rigores clásicos o neoclásicos (Platen fue hombre de una enorme cultura) se abre a la pasión romántica, inaugurando ese romanticismo nórdico -alemán o inglés- que no pocos tienen como el genuino y que reúne la perfección formal con el vivencial sentido de lo apasionado. Pero Platen (que era conde y a quien mucho admiró Thomas Mann, que prácticamente lo redescubrió) era homosexual, cuando la palabra aún no existía, y uno de los primeros en hablar o dejar ver claramente sus sentimientos hacia otros hombres jóvenes en sus poemas y por supuesto en su diario. Escrito en alemán (no se asuste el lector, las traducciones van en apéndice) pero asimismo en francés y portugués y con citas abundantes en griego, latín, español, italiano e incluso persa…

En estos “fragmentos amorosos de sus diarios”, Platen busca un bello camarada en ideal platónico, con quien compartir sentimientos y cultura. Aunque alguna vez llega a alguna efusión física o afectiva breve, todo el diario es una constante búsqueda -casi monótona, salvo por la variedad y la cultura- de ese compañero ideal, que no llega (aunque se aproxima muchas veces) en un tiempo poco favorable, evidentemente. El enorme idealismo de Platen se convierte en su propio enemigo, puesto que lo Ideal irá siempre por delante de lo Real, y así el choque resulta inevitable…

Platen concluirá abandonando Alemania (Baviera) y marchando a Italia, Venecia, Roma, Nápoles, hasta morir en la siciliana y mítica Siracusa, donde está enterrado. Platen inaugura también esos viajes al sur de la alta cultura europea del norte, en busca de una mayor permisividad sexual, que es obvio que nuestro hombre encuentra en Nápoles  (“incluso siendo tan frecuente el amor entre hombres en Nápoles que no da uno abasto con tanta solicitud”)  no era eso -aunque muy probablemente lo tuvo, como lenitivo- lo que Platen añoraba: el hermoso amigo teutón, de corazón afín, con quien compartir la música, la belleza, la poesía y la vida. Platen (que muere joven) se sintió un hondo fracasado. Su vida no se cumplió, como vemos. Pero creó -poesía y drama- una gran obra literaria, absolutamente pionera. Diario singular pero imprescindible para los avatares de nuestra cultura mejor.


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