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Decadencias

Umbral, poeta

Si puedo decirlo así Francisco Umbral (muy lector de poesía, muy admirador de algunos poetas, entre ellos Aleixandre) sabía bien que él no era un poeta o no del todo, porque si no tenía el don del poema tenía el don de la lírica. Por esa extraña e infrecuente contradicción sólo publicó un libro de versos en vida (y en una colección de Cuenca, modesta y poco visible). Fue “Crímenes y baladas” de 1981, que ahora Seix Barral ha completado en el tomo “Obra poética.(1981-2001)” con otra serie titulada sencillamente “Poemas”, inéditos hasta hoy, y escritos entre 2000 y 2001. Todos sabemos que muchas novelas y artículos de Umbral estaban llenos de lirismo. “Mortal y rosa”, por ejemplo, donde ya desde el título anda Pedro Salinas, pero quizá llamaba más la atención el artículo. Porque si el modelo “novela lírica” ciertamente no fue un invento de Umbral, acaso el artículo de periódico lírico o la “columna lírica” lo fue en muchísima más medida. Paco Umbral creó una fórmula para el artículo lírico que bastantes columnistas actuales (algunos mayores, otros jóvenes) siguen como si nada. La fórmula no es difícil, solo que Umbral le daba su toque. Se trata de meter en el discurso más o menos razonado del artículo y entre las alusiones a la política o a la actualidad, incluso entre las declaraciones de un ministro consuetudinario, ráfagas de irracionalismo lírico, ventolinas de una realidad distinta (la de la poesía) que combinadas con lo anterior crean una sensación de realismo y a la par de magia y evanescencia. El lector poco versado en surrealismo cree que es muy difícil, el que sabe y tiene ese talento (como lo tuvo Umbral) conoce que no hay sino dejar manar esa espita de fuegos fatuos y brumosas cabelleras de deseo. Es difícil o no lo es, según se mire. Así: “El dolor tiene noches y rasguños. Acuden al dolor sombríos albañiles, hipogastrios y pican los escudos de nuestra dinastía biometalúrgica.” (…) El poema se titula “El dolor”, claro. A mí me dijo alguna vez Umbral que él sabía muy bien que eso no era poesía. Pero quizá se equivocó. Eso es indudablemente poesía, quizá no sea poema. Por ello Paco Umbral escribió infinitos libros de casi todo (con su inmensa facilidad para la palabra) pero se reservó escribir poemarios, que le saludan ahora casi a los dos años de su muerte. Un poema como “Los Albertis de Alberti”, “Fernando Fernán-Gómez” o “Sara Montiel” (“Antonia,/eres de pan y cielo rojo,/ eres tiempo quieto, harina hembra…”) podrían muy bien haber sido columnas, máxime si recordamos que, alguna vez, como para fardar, Umbral escribió columnas en verso rimado y hasta creo recordar que en sucesión de sonetos. Esta “Obra poética” que prologa García-Posada, no nos descubre al poeta Umbral, archirreconocido en la prosa por sus lectores, y muy sentido y valorado por ello. Lo que nos descubre (en puro Umbral otra vez, eso sí) es la nostalgia del gran prosista por el poema, la añoranza del escritor de ley por la poesía que no usa otros soportes que ella misma. Es cierto que en el lirismo de Umbral abunda el surrealismo y el 27 (o ambos dos) , también es verdad que pudo haber ido hacia otros predios. Como sea, este libro de añoranza y buena prosa lírica ritmada, nos da la inconfundible seña del enorme respeto con el que Paco Umbral se acercó a la poesía, casi temblando. Algunos debieran tomar nota.


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