Imagen de artículos de LAdeV

Ver todos los artículos


¿PARA QUÉ SIRVE LA POESÍA?

Pues verá le dijo Paul Valèry a la marquesa: La poesía es igual que su título nobiliario pero con más siglos… Y, enfín, si quiere algo más de precisión, podría decirle que la poesía es como tocar el violín o el piano, bien acordados. Y sí, parece cierto. Oscar Wilde dejó escrito que “todo arte es inútil”. Y sabemos bien que la utilidad de lo inútil es inmensa. La poesía es el alma, la vitalidad, el suicidio, la pasión, las estrellas, los números de la inteligencia o los sabrosos pecados de la carne… Obvio que hablo de la buena poesía, no del cuaderno en que un escolar atormentado (él o ella) escribe, en alocado falso surrealismo, lo primero que se le viene a la cabeza. Ello es una picazón acaso, un signo de que algo podría empezar, bien, pero de momento no llega más lejos.   Cuando yo era adolescente -y aún algo antes- en el colegio nos hacían aprender poemas de memoria, “La canción del pirata” de Espronceda, por ejemplo. Esas memorias no servían sólo para aprender qué era un soneto o una quintilla, sino y sobre todo (se descubre más tarde) para familiarizarnos con el lenguaje de la poesía: pasión y belleza. Es otra de las tantas razones de cultura bien entendida que hemos lastimosamente perdido…

Yo no estoy en contra, en modo alguno, de que en nuestro país se publiquen muchos libros de poesía (desde luego no todos buenos) pese a que, en teoría, la mayoría vayan a un público lector limitado o incluso limitadísimo. Al que lee u oye -la poesía a menudo debe ser leída en voz alta, por el placer lingüístico del ritmo- algo le queda. Aunque no me cabe la menor duda de que el lector que va cogiendo el gusto al saber poético (y ya no le abandonará) debe hacer una criba. Yo ofrezco ahora una pequeñita de libros salidos hace muy poco a la venta. Son poetas ya en su primera madurez, y sin duda suenan a los poetiheridos…  “Poemas para ser leídos en un centro comercial” es un título bello y de antiguas resonancias vanguardistas, pero algo engañoso, pues es un poemario  sobre cine, libros, estrellas del celuloide  (John Wayne, Paul Newman) y pasión, ardor por el arte y por la vida. Su autor, el cordobés -novelista y poeta- Joaquín Pérez Azaústre, en su primer cenit a los 42 años. El libro        -nuevo, distinto, encendido- lo ha editado la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia. Un titulo o dos nos dan muchas claves: “Foto de Farrah Fawcett como origen del mundo.”  O “Petrópolis”, la ciudad brasileña  donde se suicidó el desterrado Stefan Zweig quien en su libro “El mundo de ayer”, también creía, como yo mismo, que lo bueno había quedado atrás inexorablemente.  Me encanta el poema “El graduado” (la película de Mike Nichols) porque es las canciones de Simon& Garfunkel y toda mi ilusionada adolescencia… Claro, “Los sonidos del silencio”.  Un lector de novelas puede leer “Poemas para ser leídos en un centro comercial”, pero tiene un plus sobre la novela, hay narratividad buena, pero la lírica -que es básica- se torna arrebato. Es un libro estupendo.   Claro que (como todo) la poesía es plural y admite y necesita otra gama de voces menos claras, donde en la llama del verbo vive un mundo oscuro, raro, una senda de montañas imaginarias bajo la luna. Hablo del libro, editado por Pre-Textos, “Autorretrato a lo lejos” de Lorenzo Plana, un poeta leridano y extraño de 53 años, del que me he ocupado a menudo. Plana publica poco -me digo- porque sus poemas en general valiosos, cuidados, no se entienden, sino que básicamente se sienten, piel o psique adentro. Plana es un autor para lectores muy habituados a la poesía, a su miel singular, y acaso lejos del mero y buen narrativismo.  Algunos dirán que los poemas de Plana son las frases hermosas de un loco cuerdo, y claro que no quieren decir nada porque, con frecuencia -cuando acierta- lo dicen casi todo.  “Porque la voz ya sabe acompañar a las leyendas”.  O “Quiero, yo quiero ser lo legendario.”  Y más: “Busca en la oscuridad/ busca en lo sospechoso…”  ¿Para qué sirve la poesía? Madama, y dígame  ¿para qué sirven Pink Floyd o Mozart? ¿Para qué “La flauta mágica”?


¿Te gustó el artículo?

¿Te gusta la página?