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Decadencias

SANTOS EXTRAVAGANTES

A algunos debe sonar el nombre de Hugo Ball (1886-1927, alemán que murió en Suiza) como el de un absoluto moderno. Nada menos que uno de los fundadores del dadaísmo, con los rumanos –que escribían en francés- Tristan Tzara y Marcel Janco. Dicen que la voz “dadá” la sacaron, al azar, de un diccionario francés y significaba –uso ya anticuado- 200px-john_climacusun caballito de juguete. En el Cabaret Voltaire de Zúrich, y en una memorable y escandalosa noche de 1916, se dio a conocer el dadaísmo. Y Hugo Ball se presenta como el inventor de los “poemas fonéticos” con su “Karawane”.  El poema fonético no tiene significado, tan sólo sonido… El público oyente se entusiasmó o trinó de furia. Lo que muchos ignoraban es que el moderno y rompedor Hugo Ball era un gran erudito, un hombre de verdad sabio, buen conocedor del latín y del griego y especialista en las fuentes primitivas del cristianismo, por lo general muy lejanas al ball_grosscatolicismo actual. En 1926 publicó un espléndido libro (que ha traducido Berenice) titulado “Cristianismo bizantino. (Tres vidas de santos)”. Para leer esta gran obra hay que olvidar el dadaísmo e ir al fin del mundo antiguo a conocer a tres olvidados santos raros –que más pertenecen a la tradición ortodoxa que a la romana-hugo-bally que si puedo decirlo así, se caracterizaron por su ascetismo, búsqueda de la luz y extravagancia: Son  Juan Clímaco, un asceta que buscaba la escala de la iluminación viviendo en el desierto sinaítico; Dionisio Aeropagita, sabio y estudioso que tomó el nombre de un personaje de los “Hechos de los Apóstoles”, por lo que se le suele citar como el Pseudo Dionisio; y finalmente  Simeón el Estilita, el asceta que –llamado de Dios- estuvo veinte años viviendo arriba de una columna._simeon

A Juan de la penitencia, anacoreta en busca del Paraíso o al buen Simeón, que trataba de vivir en el enigma, se los juzga “santos locos”, una tradición del cristianismo bizantino (los “locos de Dios”) no muy del agrado de la moderna Iglesia católica. Dionisio –se lo vea o no como santo- es un autor muy notable que muestra en sus escritos como el cristianismo primitivo en Oriente, singularmente en Egipto, no sólo se nutrió de neoplatonismo helénico –él fue contemporáneo de Proclo- sino de la gnosis y de muchas prácticas y rituales mágicos que podían tener que ver, al fondo, con el mundo faraónico os_dionyscon el culto a Mitra. Es decir que el cristianismo bizantino resulta –diría yo- mucho más sugerente que la actual ortodoxia de la Iglesia romana.  “La gnosis es un reino milenario. Se la llamó la primera gran potencia espiritual que reconoció la importancia del cristianismo.”  En “Cristianismo bizantino”, Ball demuestra ser un sabio hondo y ameno, porque las tres partes de su libro –la de Dionisio es la más larga y central- se leen con sumo placer, pues se ve la mano ágil del escritor tumblr_ly5nvrszf81qkav3yo1_500ilustrado. Y sus temas (para muchos lectores de hoy) serán harto peculiares y sorprendentes. Quizá debamos aconsejar al lector no experto que se salte las notas a pie de página, nutridas y plenas de saber, pero sin duda muy especializadas. Por lo demás el libro no tiene desperdicio. La corrección política –o la corrección religiosa- nos priva de fuentes muy sabrosas de conocimiento alto y aparente extravagancia hermosa.san-simeon-el-estilita


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