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Decadencias

SALGARI Y LOS BOHEMIOS

Como todos los muchachitos de mi generación yo fui un año largo un más que voraz y fervoroso lector de Emilio Salgari y de sus novelas de aventuras exóticas. Las del célebre Sandokán. Me explico. De niño leí cuentecitos ilustrados y muchos cómics; en la primera adolescencia esta literatura de aventuras que digo (incluía también a Verne y naturalmente “La isla del tesoro” de Stevenson); luego ya pasé gozosamente a la literatura adulta. Por eso he afirmado que mis lecturas de Emilio Salgari (1862-1911) 13-_salgarifueron de corta duración pero harto apasionadas, porque me encantaba su exotismo y su ritmo rápido y muy ameno de escritura. Entonces leí “Los tigres de Mompracem” (1896), “Los piratas de Malasia” o “Los dos tigres” (1903) que recuerde… Hubieron de pasar años –y no pocos- para que supiera que el italiano Salgari fue un ser desdichado, que trabajó a destajo y que (pese a tantos viajes lejanísimos en sus libros) nunca salió de su país, de su Verona natal, al Turín de su muerte. Además –esto no se podía decir a un muchachito- Salgari se suicidó, como su padre, agobiado por los problemas económicos de la familia, por sus depresiones y por ver la locura de su mujer, Ida.  Llegó a escribir (en sólo 48 años de vida) 84 novelas y multitud de cuentos, la mayoría de éxito enorme. Creía Salgari  –nada nuevo- que los editores se aprovechaban de él. Digamos que para mayor cruz, y pues amaba lo exótico, Salgari se suicidó a la japonesa, haciéndose “seppuku”, esto es eventración.el-corsario-negro-y-salgari

Como recuerdo y tardío homenaje me ha encantado leer ahora una novela atípica de Salgari y una de las últimas que publicó, ya en 1909. Nunca traducida antes al español, se trata de “La bohemia italiana” (Quálea) traducida por Juan Carlos Abril. La novela –no larga- es divertida y entusiasta y relata las andanzas y disparates de un grupo de bohemios/artistas turineses a fines del siglo XIX. No parece que se dediquen en exceso al arte, aunque el personaje Ferrol es consumado miniaturista, y hay un novelista y otro personaje narrador que podría ser el propio Salgari, rememorando (y sin duda adornando en delirio) recuerdos juveniles de amor al arte de vivir pobremente del cuento. Como todo Salgari “La Bohème italiana” –título original- se lee rápido y fácil, aunque es posible que tigres-mompracem-emilio-salgari_1_1264162los expertos en el tema la tengan por algo desfasada. Tanto la bohemia sentimental como feliz –pesemos en Murger, el paradigma- se corresponde a los años sesenta del XIX; ya en el “fin de siglo”, la bohemia se ha vuelto “golfemia” y aunque es antisistema no es ya feliz e idílica, sino que tiende a sórdida, pensemos en seres reales como Verlaine muerto en 1896 en el mísero cuarto helado de una pensión parisina o en nuestro Alejandro Sawa, que murió desesperado y hambriento en ese mismo 1909 de la novela de Salgari, que retrata una bohemia pobre, contraria al capital, pero disparatada y feliz incluso en las borracheras de vino y grapa. femme-fataleProbablemente “La bohemia italiana” sea una novela anticuada en su momento, pero es un texto cordial, divertido y básicamente feliz, aunque todos los bohemios anden sin un céntimo. Bohemios de pipa, errancia e inventiva para no dar clavo. Un libro optimista, el que un ya desesperado Emilio Salgari necesitaba entonces escribir.


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