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Decadencias

Romain Gary, el europeo.

Quizás “Europa” (1972) la novela de Romain Gary que ha editado hace poco Galaxia Gutenberg, no sea una novela fácil, aunque sí muy singular y atractiva: Entre sueños, delirios y realidad, tres personajes encarnan en sus tormentos, gozos y recuerdos una Europa que ya no es, que ya no puede existir como tal, cuando ahora todos nos soñamos europeos, siéndolo muy poco…

Romain Gary (1914-1980)  nació en Vilna -que entonces era Rusia- como Román Katsev, hijo de un actor célebre y de una madre francesa. Vivió en París, pero aunque Romain Gary fue su nombre oficial usó (en francés y en inglés) los pseudónimos de Émile Ajar – con el que volvió a ganar un Premio Goncourt en 1975, que había ganado ya como Romain Gary en 1956- , Fosco Sinibaldi o Shatan Bogat. Todos ellos respondían no sólo a una personalidad compleja, sino a formas diversas de lo europeo. Gary luchó con el Ejército francés en la liberación y fue diplomático más de veinte años. Novelas o cuentos suyos  fueron llevados al cine (como “Los pájaros van a morir al Perú”) y entre sus tres matrimonios estuvo casado con la actriz Jean Seberg… Cuando en 1978, en una entrevista, le preguntaron qué opinaba de la vejez, Gary respondió que debía ser horrible, espantosa, pero que él había hecho un pacto para no llegar nunca a ella. Y, en efecto, el 2 de diciembre de 1980, apareció muerto en su casa parisina de la rue du Bac.

“Europa” es el cruce entre un diplomático francés en Roma, Jean Danthés, una extraña y fugaz examante suya, Malwina von Leyden (personaje atractivo y tortuoso que se cree inmortal como el famoso Saint Germain) y la hija de esta, la joven y atractiva Erika, que vive entre el amor del diplomático y la sed de venganza materna, evocando todos una Europa archiculta y archipecadora, el continente sublime de los pecados gratos, cuando quizá Europa se ha dejado hundir a sí propia entre guerras y crueldades, la alta cultura ha muerto o casi ha muerto, y los personajes dudan a menudo -la novela tiene una lectura psiquiátrica- entre el sueño y la realidad y dónde empiezan y terminan cada uno.  ¿No somos un nuevo mundo ya, o sea, un producto o una tutela de América? “El mundo nuevo ya había nacido. La única cuestión que se planteaba era qué hacer con las ruinas…” Acaso parte de la complejidad de la novela y del propio Gary  (autor de otros títulos famosos como “Las raíces del cielo” o “El devorador de estrellas”) sea aclararse en la partida de ajedrez de una Europa que se une y se desune, que produce la mayor y más rica cultura del mundo, pero asimismo las ideologías más insensatas, crudelísimas guerras, y al fin, exterminio y desolación. ¿Cómo hacerse plenamente cargo de Europa? ¿Y qué ha quedado de ella, tras tantas hecatombes? Mozart fue enterrado en la fosa común, pero se podía -antaño- ser libre y buscar el placer y la fortuna, mientras justicia e injusticia, hacían y deshacían lazos. Con historias de amor y la continua evocación del esplendor pasado y de la duda presente, se desarrolla esta gran novela -tan actual- que es “Europa”. Por lo demás, no viene mal recordar a Romain Gary, fue un excelente escritor y un personaje nada convencional, como cuenta Émile Ajar al escribir su propia vida y obra.


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