Pobreza
(Este artículo se publica el viernes en todos los periódicos del grupo Promecal)
.Decíamos que fuimos un país pobre, después de tanto Imperio y tantas sangrías en guerras de religión (las más absurdas de todas) pero desde hace unas décadas, nos teníamos por un país rico. Es cierto que gobernantes y tramposos de toda laya nos han robado, cierto que se nos han impuesto recortes, bajadas de salario y despidos, que muy frecuentemente nos parecen vergonzosos. Cierto que no sabemos por dónde andamos, pues dudamos si la culpa de esta miseria que llamamos “crisis”, la tiene nuestro Gobierno o una Unión Europea que –sentimos- no funciona. No consuela pensar que Grecia o Portugal están mucho peor, que Italia tiembla y Francia va lentamente menos bien. Nada de eso debe consolar, sería -cuando menos- ruin. Pero constatamos quienes vivimos (de niños) los pasados años 50 o tenemos amigos que vivieron –con tristeza- la miserable postguerra española de los 40, que la pobreza , que creímos desterrada, ha vuelto.
De niño yo quería llevarme a casa a las no pocas viejecitas desastradas que pedían limosna por la calle, a menudo extendiendo la mano con los dedos sucios. Me parecía el colmo del horror y la crueldad del mundo ( y era un niño) que aquellas ancianitas de mirar cansado y dulce y cabello blanco, casi todas con deslucidos trajes negros, no tuvieran qué comer y acaso ni dónde caerse muertas. Nunca he olvidado aquella pena. Y puedo decir que ahora – el año 2013- la vuelvo a sentir con frecuencia. Cierto, las calles no son sórdidas, tienen el barniz de la modernidad, pero las aceras, en las horas centrales del día, se colman de mendigos de toda suerte, desde damas venidas a menos, o mis antiguas, dulces viejecitas, hasta emigrantes negros que si no saben pedir se arrodillanen la acera, para que mires una imagen de piedad o esclavitud. Es inaudito que hayamos vuelta a ver pobreza y de la más ínfima. No ya (y es terrible) gentes a quienes echan de su casa por no poder pagar una hipoteca que firmaron en tiempos mejores, sino pobres que piden pan o céntimos de euro, mientras se preparan para hacer cola en los comedores sociales que no dan abasto. Familias que se conforman con la sopa boba y ancianas sin un mendrugo. En televisión un anuncio: Mi mamá (habla un niño) me ha hecho un bocadillo mágico. No tiene nada dentro, así yo me invento lo que prefiero. ¿Decías? Pobreza, vergonzosa pobreza…
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