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MARILYN (Poema inédito)

Aunque apenas tenía yo once años, recuerdo bien su muerte.

Los periódicos la comentaban una soleada mañana de agosto en

que me disponía a pasar unas horas de  piscina  familiar…

Yo adoraba a las grandes rubias divas del cine americano.1510271530

Monroe (me acuerdo) no era mi favorita. Pero la imagen de su

apartamento en desorden, de su noche oscura y su suicidio, me

la volvieron más cercana, más mía, infinitamente más querida.

No la castigué, no aborrecí, no la tuve por culpable o pecadora

según los normas ridículas de la Madre Iglesia, que no me afectaban,marilyn-monroe-3-andrew-fare

recordaba (y volví a ver, más tarde) su glamur especial y frívolo en

“Los caballeros las prefieren rubias” y su íntimo desastre en “Vidas

rebeldes”, la gran obra de Huston con tres actores al borde del abismo.

Dijeron que bajo tanto brillo, tantos paparazzi y tantos maridos (inevitable

citar a Arthur Miller, intelectual judío, muy alto) ella nunca fue feliz,

porque es difícil olvidar la niñez desdichada que te clavó su zarpa, como070802_marilyn12

asimilar que todos te juzgan mal, seas como seas, “los diamantes son los

mejores amigos de una chica”, y acaso lo peor, Marilyna, que tú misma

(como otros) te solazabas en esos momentos de brillo y caderas y soplo

de las brisas doradas de tu California natal… Te gustaba (a ratos) lo que

te dolía, y ello sin el atisbo menor de masoquismo. El sexo no está negado

con la inteligencia, que le pregunten a Ovidio o a “miss” Anaïs Nin, no está

negado, pero si la cámara te quiere como los brillantes y los hombres te280px-Marilyn_Monroe_in_The_Misfits_trailer_2

celebran caprichosa y alocada, ¿qué hacer? ¿cómo ir desenredando la

cruel madeja espesa en que se te volvió el amor, los hombres, el sexo, el

cine, la política y sus casi siempre infames poderosos? Tu vida de estrella

era un agujero negro, y no sabías ya cómo salir o lo que es peor aún,marilyn-monroe-165005

querida, ya no sabías cómo descansar de tanto vaivén, tanta angustia,

tanto fulgor y –digámoslo- tanto atropello banal… Una noche, plena

de ansiedad, mayor que el tubo de hipnóticos o ansiolíticos, quisiste

descansar, darte esa pequeña oportunidad. Y uno sabe que esos instantes

borran por entero todo lo demás, los libros de Miller o las sesiones de

de fotos en la playa, casi al ocaso, con un ancho jersey de lana, desnuda

de piernas y una tan fulgurante belleza en los ojos tristes, que todo debía

acabar.  Tenías 36 años, lo repetían muchas veces. ¿Y eso qué importamarilyn-monroe-new-york-dress-i21290

cuando sólo te quieres marchar? Jamás pensaste en ser un mito, te tenías

por una guapa desdichada, y resulta que eres el mayor icono del siglo XX

pintado también por Warhol (tras tu muerte) como Elvis, Jackie o Mao…

Pobre chica espléndida y dulce que sólo te quisiste escapar. Lo

recuerdo, tu muerte dio sentido a mi pena, tu belleza a mi disidencia,

tu trastorno a mi afán heterodoxo, tu belleza a la belleza que se sabe

éxtasis y final. El símbolo del siglo XX: la mujer linda que se quiso fugar…

(El mundo no está hecho para ir descalzo ni usar visón  al sol tropical.)

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