Luis Carlos López, crítico y escéptico.
Luis Carlos López. “Posturas difíciles. (Antología)”. Renacimiento, Sevilla, 2007. 232 págs.
El colombiano Luis Carlos López (Cartagena de Indias 1879-1950) es quizá hoy un gran olvidado fuera de su país, salvo para algunos poetas españoles -Juan Bonilla lo insinúa o atestigua en su prólogo- que se han enamorado del “tono menor” que el posmodernismo inauguró, y del que formó en primera fila “el tuerto López”, que en verdad era bizco. Aunque viajó bastante (sus dos primeros libros y acaso los mejores se editaron en Madrid, y fecha poemas en Munich y Baltimore) Luis Carlos se creó la estampa de poeta cartagenero y provinciano, librepensador, más bien ateo y liberalote y desde luego muy mujeriego, que se duele con sarcasmo, desde su hamaca, de la a menudo estúpida condición humana.
El llamado “posmodernismo” rebajó las sonoridades modernistas (aunque siguió utilizando rima y soneto) pero habló, con abundantes coloquialismos, de la vida más trivial y cosuetudianaria, que a veces lleva al poeta a la melancolía, y otras a una crítica irónica y llena retranca, que la rima facilita. Esta ironía con sonoridades la aprendió bien de los posmodernistas Jaime Gil de Biedma, por ejemplo. Y ese es el tono principal de la obra muy singular y no muy larga de Luis Carlos López: ironía, descreimiento, gusto por lo elemental y casi todo lo que hoy llamaríamos “políticamente incorrecto”. La bobería y maldad humanas le dan ganas -dice- de pegarse un tiro, pero no lo hace. Aunque salieron antologías y versos suyos nuevos hasta 1946, cuando edita “Versos”, sin duda sus libros más plenos son “De mi villorrio” (1908) y “Posturas difíciles” (1909) ambos editados en España. Su tono menor, zumbón y descreído, varió poco, pero resulta muy original y está lleno de encanto. “Domingo de murria, de holgazanería/parroquial. Parece que la población/ sufre a medio día/ la modorra de una mala digestión” (…) Notorio anticlerical, lo deja ver en un poema breve que juega a la onomatopeya de la campana: “Cantan las esquilas en el campanario/ (las mujeres van/ para la misa, sermón y rosario): / por e-so las co-sas es-tán como es-tán.” Una viva voz, que hizo de la amargura donaire y gracejo. No es talento malo.
¿Te gustó el artículo?
¿Te gusta la página?