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LA HISPANOFOBIA ANGLOSAJONA

Hace unos días (la noticia era de ámbito restringido, pero muy digna de atención) el congreso de California ordenó que se retirara de un salón interior, una estatua en mármol blanco de Colón e Isabel la Católica. Hispanofobia. Motivo: el maltrato dado a los indios en el Descubrimiento y Conquista de América…  ¿He oído bien? Estados Unidos que literalmente masacró a la población indígena de su territorio -y que sigue matando o maltratando a la minoría negra, cada vez menos minoría- se quiere mostrar como adalid de los indígenas. Es ridículo y necio, pero no se debe menospreciar todo lo que hay detrás, que es antiguo y no poco. Hay películas como “Murieron con las botas puestas” que más que un “western” es un ilimitado elogio del general Custer, que acabó y luego esclavizó a los siux. Esa película (en el actual estado de cosas) debe considerarse por los propios yanquis que inventaron el término “políticamente incorrecta”, pero no lo harán porque es violenta -los yanquis aman la violencia- y porque los elogia y afecta a ellos. ¿Por qué últimamente los gringos, como antes los ingleses a quienes heredan, se vuelven contra los símbolos de la Conquista española? La mayoría blanca norteamericana es visceralmente hispanófoba, en parte como residuo de la “leyenda negra” que Inglaterra inventó contra nuestro país, después porque tienen miedo y mucho -racistas como son- del avance de lo hispano en EEUU, de que aumente la población de origen hispano y de que el español sea ya una lengua enormemente hablada en Estados Unidos. Miedo, odio, ceguera y obtusez histórica.

Toda conquista (fuera con descubrimiento o sin él) daña. Porque implica colonización y choque. Pero también puede tener elementos positivos. La ya imposible América precolombina era un continente de indios de distintas etnias y civilizaciones. A partir de 1492 se sumaron los blancos y después los negros, que llegaron de África a América como esclavos, inicialmente. El “gran caldero de América” que decía el gran poeta cubano -y mulato- Gastón Baquero, está formado por amerindios, blancos y negros y sus muchas y diferentes mezclas. América ya no puede ser otra cosa que mestizaje. La colonización española pudo tener (y tuvo) errores, excesos y abusos, pero como la portuguesa en Brasil, propició la mezcla de razas, con el español como lengua materna, no impuesta. La pequeña colonización francesa de América tendió (es uno de los dramas de las excolonias francesas, que olvidan la antigua metrópoli) a desdeñar más o menos sutilmente a los nativos. Así cuando llega la independencia y Francia se va, queda muy poco o nada. Caso de Indochina. La colonización inglesa de América -seguida después por los yanquis- se basó en matar a los indios, en abolir la población indígena o en dejarla recluida en infames reservas, donde los indios supervivientes han terminado siendo turismo o alcoholismo. El papel de los negros como minoría discriminada y oprimida en EEUU ha sido inmenso y cruel hasta bien entrado el siglo XX y aún continua más o menos atenuado pero real… Mientras que Iberoamérica es ricamente mestiza, la América inglesa quiere ser blanca y protestante y desdeña ampliamente a las otras minorías. Mucho a los negros (y aún a los irlandeses, por católicos) pero ahora más aún a los hispanos e hispanohablantes, porque los ven como un peligro para la hegemonía de los blancos, protestantes y angloparlantes. Si hay grandes centros de hispanofilia en USA (sobre todo en las Universidades, con enormes departamentos de español) el yanqui medio tiende a ser hispanófobo por miedo -lo he dicho- y porque no ha leído su propia historia de crueldad, exclusión y salvajismo. El sueño de EEUU -heredado de Inglaterra- es dominar la América hispana. El gran Rubén Darío lo vio muy bien. El anglosajón considera al hispano (desde el siglo XVI) su enemigo natural y nosotros debemos estar en guardia activa y desdeñosa -pese a sus élites culturales- contra ellos. Ni nos han querido ni nos quieren. Yo también los detesto a ellos, con las muchas excepciones pertinentes. La “Leyenda negra” fue un arma política de Inglaterra -secundada por Holanda- para oponerse al gran poderío del Imperio Español, que gobernaba también Portugal y sus dominios. El español altivo, sombrío y cruel es un arquetipo de esa propaganda de hispanofobia, pese a que Donne tuviera su biblioteca llena de libros en español. Si la “Leyenda negra” (a la que también colaboraron algunos españoles como el secretario de Felipe II, Antonio Pérez, o algún afrancesado ilustre como el gran Abate Marchena) ha triunfado más allá de la inicial contraofensiva política, ha sido por la intransigencia de la Iglesia Católica -que a menudo nos ha dañado- y por la larga decadencia de nuestra nación, a la que vuelve a poner broche EEUU, ya iniciándose como potencia colonial, al ayudar a los insurrectos cubanos y quedarse cuatro años en Cuba, y al hacer lo propio en Filipinas de donde nunca, me temo, han terminado de salir. Conocemos pues bien el talante yanqui muy antihispánico que ahora continúa para abolir cuantos más signos españoles mejor, al mismo tiempo que humilla y maltrata a muchos emigrantes hispanos. EEUU es un radical enemigo (como Inglaterra) de todo lo español, salvo excepciones hispanistas. Quieren abolir nuestra cultura y debemos estar en guardia contra ellos y denunciar sus fechorías en todos los foros posibles. Ni EEUU ni Inglaterra son para nada ejemplos de tolerancia y bondad en su colonización. Con los indios de las praderas del medio oeste, fueron brutales y salvajes. Lecciones (en ese nivel) ni media. Seamos cautelosamente antianglosajones y defendamos nuestra América mestiza. Errores y crueldad hubo (como en toda conquista) pero el presente ha superado eso como vio un excelente mural del mexicano Siqueiros, donde un conquistador atraviesa con su lanza a un indio, mientras ambos parecen entregarse el uno al otro, en un lazo de singular comunión y mestizaje, amoroso casi. La hispanofobia anglosajona sigue existiendo. No dejar pasar ni una.  (Hay muchos libros sobre la leyenda negra, pero recomiendo para terminar el del francés Joseph Pérez, “La leyenda negra”, editado en 2009 por Gadir Editorial    de Madrid).   

 


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