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JUDITH TEIXEIRA, LÉSBICA PORTUGUESA

La editorial minoritaria “Amistades Particulares” nos acaba de descubrir (para mí ha sido un descubrimiento) a Judith Teixeira (1880-1959) que en los primeros años 20 del pasado siglo escandalizó a una Lisboa muy conservadora, al publicar tres libros -entre el decadentismo y atisbos de vanguardia- de lo que empezaba a ser poesía lésbica en lengua portuguesa. Novelas de carácter homosexual masculino, como “El Barón de Lavos” o la brasileña “Buen criollo” (ambas traducidas al español ya) son años anteriores. Judith Teixeira, nacida en Viseu de padre desconocido, que adoptó el apellido de su segundo marido (el primero la había denunciado por abandono del hogar) bien situado económicamente, y suponemos que muy abierto moralmente, es el tercer nombre casi siempre oculto, cuyos libros gays o lésbicos, fueron quemados públicamente en Lisboa en 1923. Esos autores son Antonio Botto (cuyas “Cançoes” traduje), Raúl Leal por su “Sodoma divinizada”  y Judith Teixeira -a menudo silenciada- por su  “Decadência”. A ese le siguió, en 1926, quizá su mejor poemario, “Nua. Poemas de Bizâncio”. Del inicio de ese título, “Desnuda” sale el de la antología bilíngüe hecha y traducida por Carlos Sanrune (parece fácil la traducción de poemas relativamente directos desde el portugués,pero está lejos de serlo).  Como es bien sabido Pessoa defendió en un artículo que traduje para mi edición de Botto, sobre todo a este (como genuino esteta pagano) y de paso a Leal. Pero nada dice de Teixeira, nada. Acaso Pessoa pudo tener menos cercanía afectiva al mundo lésbico, pero resulta rara la ausencia… Hoy sabemos por cartas -una a Adriano del Valle- que a Pessoa no le gustaba la poesía de Judith Teixeira (que desde finales de los 20 nunca volvió a publicar) y que prefería con mucho las “Canciones ” de António Botto. A mí también me gustan algo más, pero la diferencia no es tanta. Por cierto Botto y Teixeira murieron el mismo año, uno muy decaído y autoexilado en Río de Janeiro, y Teixiera en Lisboa, quizá no mal económicamente, pero olvidada y preterida del todo. Sólo (y muy lentamente) se empezó a hablar de ella, después de 1974. A mi entender ni Botto, ni Leal ni la propia Teixeira son grandes poetas. Incluso en lo femenino parece  de mayor voltaje la poesía de Florbela Espanca, pero los tres mencionados son poetas menores llenos de singularidad y que abren valientemente  (contra la reaccionaria Liga de Acción de los Estudiantes de Lisboa, que la emprendieron contra sus libros) el camino apasionado de expresar lo entonces satanizado y heterodoxo.  Judith Teixeira no debe ser olvidada y una antología -como otra de Botto- vale mucho la pena. Léase la citada y recién venida. Por supuesto que no deben esperarse poemas como los de la poesía lésbica de hoy (a mil años Cristina Peri Rossi, por ejemplo) pero son el muy buen inicio de un camino donde la máscara decadente y maldita, pretendía justificar y expresar así “el vicio”. Parece que la vida de Judith Teixeira, de la que no se sabe demasiado, debió estar llena de “deseo imperioso” por otras mujeres, sus quimeras, porque la expresión sale a menudo. ¿También la morfina fue su amante? Se dice que “La Quinta de Palmyra” (1923) novela de Ramón Gómez de la Serna, escrita cuando vivía en Portugal con su amante la también escritora Carmen de Burgos, “Colombine”, y que tiene escenas lésbicas, se pudo basar en Teixeira. A la que también conoció nuestro estrafalario y singular poeta y falsificador, Rafael Lasso de la Vega, marqués ful de Vilanova… Como sea, “Desnuda” de Judith Teixeira, merece la lectura.


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