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Decadencias

INCESANTE PESSOA

Fernando Pessoa (1888-1935) fue sin duda lo que llamaríamos un hombre raro. En momentos se creyó loco, atacado por una quadrofenia mayor u otras anomalías cerebrales. Pero si no estar loco es esencialmente controlar, Pessoa controló y la misma escritura que le inquietaba fue parte de su aliento. Era un poeta  magnífico que resultó varios poetas y un gran pensador literario –fórmula acaso más accesible que filósofo- que resultó varios pensadores. O sea, un hombre plural como somos todos, pero que acertó con genio a mover esa pluralidad, a darle variedad y sentido. Por fuera era un hombre de aire más o menos al uso, buen bebedor (algo dipsómano al final de su vida) agobiado por una mediocridad sólo aparente, pues su “drama en gentes” –todo lo que internamente le ocurría, y era tanto- no podía verse. Le interesó el mundo literario y sus polémicas superficiales, pero apenas publicó en vida un libro, aunque mucho en revistas.  En ese ámbito llegó a ser muy conocido y admirado. Su sexualidad era rara, le atraía la homosexualidad (aunque posiblemente la dejó en deseo) y se carteó con una señorita Ofelia con la que posiblemente nada real concluyó.  Parte de la grandeza y de la tragedia de Pessoa es haber llevado una vida básicamente mental. Por lo que también le interesó el ocultismo y aquel gran personaje que fue Aleister Crowley, que llegó a verlo en Lisboa. Pues fuera de su estancia juvenil en Sudáfrica, Pessoa apenas salió nunca de las calles lisboetas. Uno tiene la tentación hoy –cuando tanto palurdo se mueve sin cesar- de que tuvo un anticipado buen gusto. Pero probablemente fue una rareza más.

Pre-Textos acaba de sacar la edición más completa, revisada y ordenada que existe por hoy del famoso “Libro del desasosiego” de Pessoa/Bernardo Soares. Buena traducción de Antonio Sáez Delgado y edición de  Jerónimo Pizarro. Una edición que queda ya lejos de la que tradujera Ángel Crespo en 1984, pues hay que recordar que la primera edición portuguesa de este libro es de 1982. Un Pessoa mucho más que póstumo, pues este libro fundamental de fragmentos, pensamiento y vida de un hombre al margen y pleno de agudeza, salió 47 años tras la muerte de su autor. Es el Pessoa de la mente fértil y de la vida común, excepcionalmente. Pero la tarea filológica de editarlo bien ha sido muy compleja. “La vida perjudica a la expresión de la vida.  Si viviese un gran amor no podría describirlo.” Un libro excepcional y nuevamente plural, poliédrico. Aunque bien podría Pessoa haber escrito un libro de aforismos (la obra está cuajada de ellos) no lo hizo, o lo hizo sin libro, pero en Portugal ya salió una recopilación en 2003. Y ahora Renacimiento publica otra traducida por el antiguo pessoano García Martín, “Aforismos”. No es difícil –lo adelanté- hallar máximas en Pessoa, la cosa es que el manual resultante esté a la altura de la calidad y la variedad. Símbolos de Pessoa mismo. Se consigue. Así es que dos Pessoas para no poder olvidar al autor insustituible de tantos autores magníficos. Si no era un genio lo parecía. “Nada le falta a quien nada es”. Pero asimismo: “La nada sobrenatural del espíritu”.


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