Imagen de artículos de LAdeV

Ver todos los artículos


H.P.LOVECRAFT. CONTRA EL MUNDO. CONTRA LA VIDA.

El novelista francés (polémico desde hace tiempo) Michel Houellebecq, autor entre otras novelas conocidas de “Las partículas elementales” o “Serotonina”, publicó siendo aún joven un libro no largo, de intención algo provocadora, pero con una razonable lectura sobre H.P. Lovecraft (1890-1937), el raro y singular autor norteamericano -apenas salió de Providence en Nueva Inglaterra, salvo pocos años casado en Nueva York- uno de los magos de la literatura fantástica de terror del siglo XX. El libro de Houellebecq -traducido ahora al español en Anagrama- se publicó en francés en 1991 y fue algo corregido o retocado en la segunda edición de 1999, que es la que sigue la traducción. Su título “H.P. Lovecraft. Contra el mundo. Contra la vida.” Houellebecq no hace una biografía ni una investigación -aunque sí se basa en la entonces no muy conocida y amplísima correspondencia de Lovecraft- limitándose, con voluntad inquietante, a interpretar el mundo y los relatos del yanqui. Lovecraft, que apenas fue conocido en vida, y que sólo publicó en revistas especializadas en cuentos de horror, fue un hombre tímido, culto, extremadamente puritano, muy educado, de una familia protestante y anglosajona  harto venida a menos -tuvo dificultades económicas toda su vida- amante del siglo XVIII, muy conservador y cada vez más -sobre todo tras su paso por Nueva York- tremendamente racista, casi hasta llegar al nazismo que conocía. Detestaba a los negros -horribles chimpancés para él- y a los mestizos. Sino exterminarlos, había que tenerlos aparte.  Claro que esto lo escribe en sus cartas, pues su comportamiento personal fue siempre discreto y moderado. Lovecraft despreciaba a Freud, acaso porque el vienés hubiera inferido los mundos inhibidos del apocado y soñador Howard Phllips. Lovecraft desprecia la vida y cree que el mundo es una creación del mal (como el Universo) lleno de oscuras, mutantes, viscosas, terribles y añosas criaturas terroríficas -Cthulhu,Yuggoth, Nyarlathothep- que vienen del fondo de los siglos y del tiempo, y que nos destruirán… Hermosa literatura fantástica, en un estilo abarrocado y poético, donde no hay esperanza para nadie. (Es obvio, que en negros y mestizos, Lovecraft vio el peligro y la imagen de esos seres de destrucción).  Personaje absurdo y seductor por su rareza, H.P. fue un gran escritor fantástico y un raro y anticuado caballero -a los 30 años se creía viejo- que vio la vida y el mundo como males. De ese exceso de desdén y puritanismo brota una literatura onírica y original (más allá de Poe, al que admiró mucho) que resulta tan curiosa o fascinante como aquel hombre remoto y raro y educado -pese a sus ideas- que creyó, como los cátaros desde otra óptica, que Universo y mundo son creaciones del Mal. Mejor, por tanto, si no existieran. Houellebecq analiza todo esto con agudeza en un libro sencillo, rotundo y seductor. Hubiera sido muy curioso psicoanalizar a Lovecraft, que no hubiese querido. “Entonces veréis una poderosa catedral”.


¿Te gustó el artículo?

¿Te gusta la página?