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Decadencias

ESNOBS Y DANDIS

Se sabe (o cree saber) de dónde viene la palabra “snob”. Una abreviatura. En un tiempo en que en los colegios y universidades del Reino Unido –y otros lugares- casi todos los que estudiaban poseían algún grado de nobleza, junto al nombre de quienes eran 220px-j_e_blanche_marcel_proust_01-01-2013plebeyos –aunque seguramente ricos- se consignaba: “sine nobilitate”, sin nobleza, es decir “snob”, ya españolizado en esnob.  Como quiso ver William Thackeray en su famoso y antiguo “Libro de los esnobs”, este era elegante y distinguido, pero no podía entrar en el ramillete de los escogidos, en el “gratin”, en el “reducto” de los de verdad exquisitos, porque debía adquirir cierto modo de alcurnia, y maneras, sobre todo maneras, sólo que eso (también lo supo Balzac y lo siguen sabiendo muchos) se puede aprender si tienes detrás una jugosa cuenta corriente y estás dispuesto a imitar el “chic”. Cuando Marcel Proust dijo que no podía ver a una 4580582137_6317836b779788416023844duquesa sin sentir de inmediato que era encantadora, se comportaba como un esnob sublimado, que lo fue… Claro que el esnobismo clásico –el de los que adoraban el mundo de Guermantes- ya casi no existe, pero el esnobismo que busca unirse a la “esnobocracia” y ser admitido en la fila de los elegantes y los vips, ese está a la orden del día. Aunque traducido algo tarde (el original inglés es de 1965) el mérito de “El libro de los esnobs”-Editorial Kailas-  del Duque de Bedford, ya desaparecido y decimotercer duque de ese nombre, es que resulta un ameno amasijo de consejos (entre lo pasado y lo presente) para que el esnob logre entrar en el mundo privado que desea. Porque no debemos olvidar que el esnob aspira a integrarse, quiere ser como los demás, si bien dentro de un mundo supuestamente refinado y rico. El esnob sólo es excéntrico en la medida en que lo permita la count_robert_de_montesquiou-3“esnobocracia”. Díganselo a cualquier famoso –fino no vulgar- de ahora mismo. Dice Bedford: “Ver la televisión –huelga decirlo- no proporciona estatus social”.  “Es esencial no conocer la Costa Brava” (Demasiado chusmerío). “El rugby es un deporte de clase obrera, como el fútbol.” Nada tan horrible –como casi todo lo yanqui- que “beber café con el plato principal: eso sí que es el final de la civilización europea”. Muy sabio, aunque mezcle modernidad y clasicismo esnob, que es –precisamente- donde se está ahorita mismo…descarga-2persona-snob-noticia

Y dígame ¿qué hacen los dandis en todo esto? Señor mío, créame, nada de nada. Un dandi huye de un esnob en la misma medida que le aterra la chusma, la vulgaridad, la masa, el gentío. Lo hemos dicho: El esnob aspira a integrarse aunque sea en un coto privado. El dandi     -todo lo contrario- aspira a excluirse, a irse, a ser distinto y desacorde con unos y otros. El esnob quiere ser elegante (según la moda de turno), el dandi, que desdeña la moda, espera convertirse en una obra de arte él mismo, no importa si dadá, cubista o de neoclasicismo figurativo. El dandi es quien es –decía el príncipe de Ligne- b0ab4126beb8a6b393b46f95ccf2a189“por la gracia de su gracia”. El esnob sólo desea el espaldarazo de algún famoso respetado y rico… Lean. Y no dejen de pensar en la ladev-abril-2014diferencia. Proust copió, Montesquiou –pintado por Whistler- creaba, era él. Uno es famoso sólo por dandi, el otro sólo por escritor.


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