Decadencias
ELOGIO DEL POLITEÍSMO
Este título (para mí de lúcidas resonancias) es el de un librito de grata y sabia lectura obra del profesor italiano Maurizio Bettini y que acaba de publicar Alianza. Se habla sobre todo del politeísmo clásico (religiones de Grecia y Roma) aunque hay muchos más politeísmos. Sin embargo fueron esas religiones las que exacerbaron la ira de dos monoteísmos básicos –hay tres- el judaísmo y el cristianismo. Decía Antonio 
Tabucchi, “La duda, como la literatura, es politeísta”. Con su capacidad de admitir otros dioses y otras realidades, el politeísmo está mucho más cerca del hombre contemporáneo que el monoteísmo, que tiene en la intolerancia –a veces feroz, como el Islam hoy- uno de sus ejes. El monoteísmo se basa en un libro intocable porque su autor es Dios mismo. Y en el se dice de los otros credos: “Destruiréis sus altares , haréis pedazos sus estelas y cortaréis sus postes sagrados(…) porque el Señor se llama Celoso: Él es un Dios celoso.” Frente a estas palabras terribles y belicosas, cuando los romanos llegan a Grecia no sólo dan cabida a sus dioses sino
que –no siendo iguales- procuran aceptarlos y hermanarlos. Artemis no es exactamente Diana, pero pueden estar cerca. Isis es una divinidad egipcia que entra poderosamente en Roma. Puede tener contactos con Juno o con Hera, pero son distintas. Como del todo sincrético y nuevo es Serapis, una mezcla de dioses… A mí (como a Pessoa en “El retorno de los dioses”) todo ello me parece más humano. Los monoteísmos han sido y son fuentes de guerra y persecuciones terribles, el politeísmo no.
¿Y qué me dice de las persecuciones contra los cristianos en el Imperio Romano? Fueron más políticas que religiosas. A los romanos no les importaba que hubiera un nuevo dios llamado “Jesús”, pero no podían permitir que sus seguidores afrentasen o destruyeran a los otros dioses o que no prestaran juramento a la divinidad del emperador, acto de 
cohesión política, más que de fe. Por lo demás cuando –después de Constantino- el cristianismo se oficializó, los paganos politeístas fueron perseguidos también y asesinados. El caso de la filósofa Hipatia no fue aislado, existe el capítulo de los “mártires paganos”, cuyo recuerdo gusta poco a la iglesia católica. Es cierto que “pagus” en latín significa aldea, de donde pagano (habitante de un pagus) podía ser el politeísta ignorante del agro. En realidad muchos paganos 
notables se fueron de las ciudades para evitar la persecución, lo que da otro sentido –ya lo tiene- al paganismo. Además si un cristiano era “miles Christi” o sea soldado de Cristo, un pagano (otro sentido de “pagus”) era un civil, en oposición a militar. Para los cristianos adorar a muchos dioses era locura, Filón habla de “polytheomanía”. Para los politeístas adorar a un único dios intransigente empobrece el mundo. Es verdad que, dentro del monoteísmo estricto, los católicos (con 
tantos santos y varias advocaciones de Vírgenes) pasan por politeístas camuflados. El libro es rico y muchos sus caminos. La idea motriz: la modernidad politeísta y el hecho –ahora en el Islam, sobre todo- de la belicosidad del monoteísmo, por mandato divino. Como decían los romanos, “diis iuvantibus” (con ayuda de los dioses) debemos abrirnos a todo y aún suponer que siempre hay un “dios desconocido”. Sin lucha. 
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