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DIARIOS DE JAIME GIL DE BIEDMA

(Este artículo se ha publicado en El Cultural)

Jaime Gil de Biedma. Edición de Andreu Jaume. Lumen, Barcelona, 2015. 665 págs.

Muchos sabíamos que Jaime Gil de Biedma (1929-1990) era partidario de la “literatura del yo”. Y en especial del modo “diario” personal o íntimo. Por esa misma intimidad solía juzgar que sus diarios no se publicarían viviendo él, y no sólo aunque fundamentalmente por el lado homosexual, sino por las alusiones acaso no gratas para amigos (examigos) o personajes conocidos. Con todo, su deseo por este estilo o modo 9788498950380literario era tan fuerte que en 1974 llegó a publicar la parte menos comprometedora del futuro “Diario de 1956” con el título de “Diario del artista seriamente enfermo”. Por Ana María Moix (gran amiga de Jaime) era conocido que Jaime tenía otro diario acabado –aunque más breve que el del 56, bastante más breve en realidad- un “Diario de 1978”.  En realidad esta edición prologada y cuidada por Andreu Jaume  revela dos diarios más, el llamado “Diario de Moralidades” (1959-1965) y un muy breve “Diario de 1985” –escrito en el otoño de ese año- cuando Jaime está enfermo de sida en París y acaba de pasar (está pasando) el primer mal trago de esa contra-jaime-gil-de-biedma-25-anos-despues-de-su-muerteenfermedad entonces terrible –de ella morirá- y que le había sido diagnosticada en el verano de ese 1985. Es un diario que hubiera podido ser altamente singular pero que es muy breve y termina abruptamente, más que probablemente porque Jaime (aunque todavía mejoró bastante) no tenía ya ánimos o gana de continuar.  Dos iniciales consideraciones, pues, antes de ir con más detalle a precisar: El paréntesis del título (1956-1985) es levemente engañoso, pues no hay un diario continuado que abarque ese lapso, sino tres diarios de sólo un año ( o menos) y un diario más de apuntes, más abocetado en líneas generales (El de “Moralidades”) que teniendo notable interés, aunque más técnico que literario, no se 41AyiIn29aL._SX312_BO1,204,203,200_d6dcc697059f60cdabcb5708a8e3d28ecorresponde con la idea que del diario concluso y legible tenía el propio Jaime Gil. A mí me contó un día que el buen diarista tomaba notas, apuntes, que (más tarde) a la hora de hacer del diario literatura volvían a ser redactadas con más precisión y estilo, y perdiendo el carácter de mero apunte que sólo sirve de ayuda a la memoria.  Según esta teoría del diario, el más diarios-1956-1985-jaime-gil-de-biedma-lumenacabado, más cerrado, más plural y mejor de todos estos  sigue siendo el de 1956: es un diario con intimidad sexual que incluso se juzgó escandalosa, con temas literarios (su trabajo sobre la poesía de Jorge Guillén) asuntos laborales de la Compañía de Tabacos de Filipinas, y muchas páginas de tema amistoso, JAIMEa su vez a menudo vinculadas con lo literario, aparte de su convalecencia tuberculosa en la casa familiar de Nava de la Asunción (Segovia) con su célebre fórmula de “vie de château”. El “Diario de 1956” se publicó en 1991, apenas un año tras la muerte de Jaime, y está claro que se trata de un texto complejo y elaborado, que toca todos los registros que caben en el “diario personal o íntimo”. Contrariamente a tantos diarios españoles incluso más recientes, en este sí se habla de cintura para abajo, como a Jaime le gustaba decir. Para mí y no sólo por su tamaño (más de la cuarta parte del total) este es el verdadero gran diario de Gil de Biedma, lo que no obsta para que tratándose de un personaje y poeta que ha alcanzado casi cotas de mito en nuestra cultura, el resto –menos elaborado o menos completo- no resulte de alto interés.

Por seguir lo que Ana Moix me contó, iré ahora al “Diario de 1978”, obra mucho más breve pero que Jaime daba por conclusa. ¿Cuál es la peculiaridad de este diario? De entrada diría que redactado y vuelto cuerpo literario tal como Jaime lo entendía, este diario es menos abarcador o si se quiere mucho más intimista que el de 1956. Yo conocía bien a Jaime en 1978 y supongo que no soy el único que puede asegurar que su vida social, literaria o promiscua era mayor que la anotada. No hemos de ver pudor ahí en tumblr_mar5pgzjut1r257ybo1_1280Jaime sino la voluntad o el tono intimista que surgió: Sale mucho su casa ampurdanesa de Ultramort –su refugio- y su relación con uno de sus novios el actor Josep Madern que sobrevivió a Jaime apenas un par de años.  Salen otros amores (el sevillano Juan Enrique) su otro novio José Antonio y muchos momentos literarios, entre libros y amistad, sea Gil- Albert sea el siempre cercano Carlos Barral,  pero lo que ante todo domina es un claro afán introspectivo –no faltan detalles de malestares físicos, que Jaime es muy dado a reflejar-  mucho más que la vida más exterior aunque la parezca “divertidísima” la boda de Jesús Aguirre con la duquesa de Alba, o tenga unos párrafos de claro desafecto y distancia con Juan Goytisolo, amigo de juventud: “Juan era hace veinte años un malísimo escritor” y más cerca: “El elogio más justo que de él (Goytisolo) he oído o leído lo escuché una vez a Salvador Clotas: lo mejor de Juan  es que sigue siendo un joven novelista que empieza.” Y terminando: ha mejorado “pero las novelas que ahora escribe tampoco me interesan.” Por lo demás –y que estas anécdotas no nos aparten de la general idea intimista-  queda claro a la postre que la famosa pereza de Jaime lo vence una vez más: “Hace más de dos meses que no abría este cuaderno que termina aquí. Y no me siento muy tentado de empezar otro.” Acaba el diario, breve evidentemente.  Sin duda lo mejor de Gil de Biedma con anotaciones en todos los años comprendidos entre 1959 y 1965, debiera haber sido  el “Diario de Moralidades”, donde en apuntes por lo común breves –según otros teóricos la verdadera esencia del diario íntimo- Jaime anota fundamentalmente cómo va escribiendo los poemas que terminarían componiendo el sin duda mejor de sus libros.  Hay cosas personales como esta: “Días muy malos. El insomnio me trae a mal traer desde que  regresé de Sevilla.”  Pero lo que atrae aparte de lecturas reflejadas es cómo muy lentamente (diría que ha sido uno de los poetas más lentos que conozco) Jaime va elaborando, al inicio no sin cierta torpeza o excesivo prosaísmo, los poemas que concluirán convirtiéndose en piezas brillantísimas. ¿Quién reconocería cabalmente en este inicio de copla, lo que después sería la espléndida sextina “Apología y petición”? Leamos: “¿Y qué decir de este país,/ España de cien mil pares/ de leones (…) martillo/ de pobres y luz de Trento?”  ¡Qué flojo parece aquí Jaime (y abundan los casos) si lo comparamos con lo que llegó a ser!  Vemos, poco a poco, sí, como se va logrando el poema final:  “Nuestra llevada y traída pobreza,/ cuyo origen se pierde en las historias/ y dicen que no es culpa del gobierno/ sino terrible maldición de España,/ triste precio pagado a los demonios/ con sangre y con trabajo de sus hombres.”  Claro que es mejor, va subiendo el nivel, pero cuánto tardará en llegar el gran poema que hoy leemos.  Yo sabía –como tantos- de la famosa lentitud de Gil de Biedma de la que él se ufanaba y se quejaba al mismo tiempo, pero una cosa es oír hablar y otra ver el proceso con la lentitud de sus detalles…  Igual sucede con el poema “Barcelona ja no és bona”, cuyos primeros compases tampoco  cuadran con lo que será:  “En los meses de aquella primavera/ pasaron por aquí seguramente/ más de una vez: entonces/ los dos eran muy jóvenes aún/ y tenían el Chrysler amarillo y negro;/ los imagino al mediodía, por la avenida de los tilos,/ la capota del coche salpicada de sol,/ o quizá en Miramar.” (…) “Yo estuve aquí/ dentro del vientre de mi madre.” Seguiríamos mucho más  y muy multiplicado. Lo mejor de este diario no son las escuetas anotaciones personales (donde vuelve a verse la pereza) sino el desarrollo del libro “Moralidades”, cómo se forma y cuanto labora y piensa su autor en él.  En este sentido filológico estamos ante un texto impagable, pero sabemos que esa sucesión de apuntes no elaborados literariamente no es lo que Jaime consideraba un diario publicable, por lo que –acaso- Ana María Moix no lo llegó a mencionar.  Por supuesto hay entradas más largas (en general más hacia el fin) con comentarios a libros leídos, en inglés con frecuencia, o una alusión a la muerte del admirado Luis Cernuda en México, en 1963.  El resultado no deja de abrir un dilema: el interés literario de un diario que Gil de Biedma consideraba “literariamente” sin hacer, sin pulir, no cumplido.images (1) (1)

Desde 1965 hasta 1978, Jaime no volvió a sentir o anotar pulsiones diarísticas, y se le nota cada vez más cansado. Cree que ya ha escrito, que no debe volver a escribir. “He sido poeta pero hubiese preferido ser poema”. Y no deja de ser singular por el miedo y la alarma, que Jaime Gil se acuerde de nuevo del diario (obvio admirador de la “literatura del yo”) cuando en el verano de 1985 le diagnostican una enfermedad –que él no quería nombrar- y que era mortal, aunque en su caso para la época, se dilató más de cuatro años… Con la primera mejoría, el lunes 21 de octubre empieza a anotar, medicinas y

angustias (y lecturas también) hasta dejarlo, cansado ya de verdad,  el 1 de noviembre. Muy poco, muy corto. Pero nos estremece pues ya sabemos: “Mantener mi enfermedad en secreto, salvo para unos pocos íntimos, me parece cada vez más difícil”.  Sólo  hay nombres de medicamentos y este final: “JGB ha seguido un tratamiento de sarcoma cutáneo, tratado actualmente con inyección intramuscular diaria. Las precauciones a tumblr_mg40yrFULt1qgucp7o1_1280tomar en estas inyecciones  son las mismas que se recomiendan para la prevención de la hepatitis B”.  No hay nombre, hay valor.

Pero considerando todo como muy loable y positivo por un motivo o por otro, el lector deberá convenir que literariamente el mejor diario de Jaime (y el más ajustado a su propia teoría) era y sigue siendo, no me cabe duda, el “Diario de 1956”. Pero todo es un alto ejemplo.


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