¿APOCALIPSIS? (TRUMP)
(Este artículo se ha publicado en El Norte de Castilla)
Entre sus muchas frases ilustres, Ortega y Gasset dijo una vez esta: “Hoy nadie sabe lo que pasa y eso es lo que pasa”. Es muy verdad, e ignorancia e incertidumbre (dos realidades muy de ahora) propician el triunfo de los conservadurismos y casi peor aún de los populismos de toda laya, porque un pueblo inculto, amedrentado y sin dinero, es una víctima propicia para cualquier cosa. La izquierda mundial está en crisis porque todos sus referentes se apoyan en un pasado malo, pero la derecha está igualmente en crisis porque sigue usando métodos no menos anticuados. Ante todos los miedos desatados por la crisis económica espantosa (el Islam, la emigración, las minorías, incluso las mujeres salidas del hogar y la maternidad) la extrema derecha o el horrible populismo izquierdista, ambas soluciones viejas y con toda seguridad fallidas, parecen un refugio ante los avatares de un mundo malo –mal llevado, superpoblado- y por quien nadie se atreve lúcidamente a apostar. Y ahí está como
perfecto corolario a lo que vengo diciendo el triunfo de Donald Trump, un multimillonario de aires vulgares y zafios, que promete mano dura contra todo lo que se escape de la apabullante mediocridad histórica del siempre vulgar “americano medio”, WASP por definición, esto es, blanco, anglosajón y protestante. Queda obviamente fuera de la sigla otra característica: inculto y vulgar.
Inevitablemente ante el éxito de Trump, éxito del desconcierto y el miedo, surge la frase de Lenin cuando le comentan en 1916 (hace cien años) que Rusia se desangra y empobrece en la 1ª Guerra Mundial: “Cuanto peor, mejor”. Es claro, cuanto más se desmorone y sangre el Imperio zarista –del que formaba parte el sufrido pueblo ruso- mejor para el triunfo de la revolución bolchevique, que debió su éxito inmediato precisamente a lo muy mal que le fue a Rusia en la guerra. Tanto que lo primero que hizo un Lenin triunfador (la guerra no había terminado) fue firmar unilateralmente la paz con Alemania. Digo esto porque los enemigos profundos de EEUU, quienes odian su colonialismo camuflado, su arrogancia, y su ya muy tocado papel de gendarme indiscutido del mundo, creen que Trump meterá a su país en múltiples embrollos, de donde sólo puede salir más odiado, más debilitado, más inseguro y con más muertos en atentados terroristas y ello sin contar el problema interno con negros e hispanos. Donald Trump felicitado por la extrema derecha, parece lógico. Más raro calibrar la alegría de quienes detestan a su país porque lo ven como portador de problemas y muerte para sus propios conciudadanos… Lo hemos dicho, más allá del horror de la crisis económica que abre heridas que no cierra, la gente del mundo occidental se siente insegura y no sabe por qué, cree que un cambio es más que necesario pero no sabe por dónde, y descree de la derecha y de la izquierda a la vieja usanza, viejos con corbata o descamisados. En medio de la angustia de tanta incertidumbre, lo viejo de lo viejo, los nidos de antaño, como último asidero: Trump o Le Pen. Que nuestro mundo va mal es muy evidente, que todo se cae y cada vez hay
menos realidades creíbles, salta a la vista. Donald Trump (aunque pula su discurso cara a la galería) sólo agravará el horror.
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