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ANTONIO ROCCO, LIBERTINO, Y SU ALCIBÍADES EN LA ESCUELA

El movimiento, la escuela “libertina”, que tanto auge halló (salvo algunos excesos como el Marqués de Sade) en la Europa ilustrada del siglo XVIII, tiene su origen  y su momento más tenso y vital, en la Francia del  XVII, antes de Luis XIV, donde es perseguida por la Iglesia y el Estado, a pesar de su notable brillantez. El mundo “libertino” (que tiene que ver con liberto y con libertad) se basa en las teorías y libros del padre jesuita Pierre Gassendi, glosador y lector de Epicuro. Aunque inicialmente francesa, esta escuela libertina se fue extendiendo por Europa -contra la Iglesia oficial- llegando a Inglaterra con un personaje notable y maldito como John Wilmot, conde de Rochester, o a Italia con un libro juzgado bastante tiempo anónimo -un libro breve- que es “L’Alcibiade fanciullo a scola” (Alcibiades muchacho en la escuela) escrito en Venecia hacia 1630.  En Francia han destacado ya poetas como Théophile de Viau (1590-1626)  que pasó dos años encarcelado  por libertinaje e -inevitable el recuerdo de Wilde- por sus amores o amistad singular con otro poeta más joven, al que escribiría una Epístola desde la prisión, Antoine de Saint-Amant.   Todos estos notorios poetas y libertinos, como Claude Le Petit, que estuvo en España y tradujo del español, son poetas de tendencia barroca, con influencias de la poesía española e italiana (como Voiture) pero a varios, como “El Rey de los libertinos” (Viau) esa libertad moral de hablar del sexo o la lujuria, de los placeres en suma, no les salió gratis en absoluto. El siglo XVIII, con Casanova y los salones de las damas aristócratas ilustradas, vio notables cambios, respecto a esta primera época. En este contexto del XVII, bosquejado más que someramente, debe insertarse el librito “El muchacho Alcibíades en la escuela” (publicado ya en español en 1990) y ahora vuelto a traducir y a editar por la minoritaria Amistades Particulares. “L’Alcibiade fanciullo a scola”, desaparecido prácticamente hasta 1888, se editó entonces con condena y sólo ha reaparecido a fines del siglo XX, como obra libertina (elogio y justificación de la pederastia, tema que aparece en poemas de Viau, Petit y Rochester) como obra del sacerdote Antonio Rocco (1586-1653), veneciano, moralista y filósofo, que escribió casi toda su obra en latín, tuvo una sonada polémica con Galileo Galilei -obras de Aristóteles por medio- y que trazó este diálogo entre el bello y joven Alcibíades (nada que ver con el homónimo de “El Banquete” de Platón) que habla con su enamorado y docto maestro Filótimo, quien lo convence de que los muchachos hermosos deben dejarse sodomizar por sus preceptores, en honor del placer pero también de la sabiduría.  El tema de la libertad sexual y sobre todo de la pederastia griega, también estuvo muy presente dentro de los hábitos libertinos.  Nos hallamos pues (no por primera vez) ante una obrita amena, homosexual y libertina, que buscó, en un ámbito aún hostil, dar carta de naturaleza a maneras sexuales que , consentidas, podrían ser pecado -tampoco se sabe- pero nunca delito.

 


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